Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/158

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esfuerzo de su autor y las obras maestras de otros (inclusive ficcionalmente las de Vinteuil) son el umbral de la vida espiritual, pero no la vida espiritual misma, como decía Proust en el prólogo a Sésamo y lirios. De modo que el tiempo entre el septeto y las certidumbres que traen las epifani as de El tiempo recobrado es absolutamente consecuente con el sentido general de la demostración proustiana. Además, al producirse las epifanías que le confirman su misión novelística, se reconoce el papel antecesor de la música en la manera de acceder al sentido del arte y se recuerda que Swann, el predecesor, se perdió en los acertijos del desciframiento del mensaje artístico de la sonata, no conoció el septeto y careció de la fuerza necesaria, ya que el artista no surge mecánicamente. Se develan entonces, por sí mismas y sin nueva prueba, o sea, sin rechazar la prueba anterior, que se desarrolla en la reflexión sobre el septeto, las inquietudes que se plantea la Recherche desde Combray a El tiempo recobrado. Esto es: 1) una concepción verdadera de la literatura y 2) ia posibilidad del héroe de escribir una novela y el tipo de novela que escribirá. La concepción de la literatura se apoya así en las epifanías de lo extratemporal por la memoria involuntaria y en su función de fijar impresiones y recuerdos, mientras que la música ofrece la fuga constante de las impresiones obscuras y confusas e imposibles de fijar acabadamente. Y la misión de la literatura es también la reconstrucción de la propia vida, pues la literatura no sólo se construye con los momentos fugaces de las resurrecciones, con las emergencias de lo extratemporal, sino con las verdades de la inteligencia, imprescindible material novelístico sobre la vida humana y social. De donde resulta que la literatura reconstruye la verdadera vida, es la realidad de la vida y la música acentúa la reconstrucción de la posible verdad metafísica y, también, la interrogación por la realidad del arte y del espíritu. La literatura y las demás artes tienen un alcance metafisico, pero la música como arte puramente de lo extratemporal, parece consistir casi en forma exclusiva en estas experiencias fugaces de impresiones obscuras, pues sus proyecciones hacia el amor y la vida material no presentan verdades de la inteligencia en sentido estricto, sino comu- nicación expansiva de la experiencia musical. Como la música va más allá de las demás artes, aunque no sea atributo de ella sola la indagación metafísica, cumple con la función de descubrir y develar el sentido del arte. Es interesante la referencia de la exposición de la doctrina general sobre el 161 un nuevo artista. Porque una obra se hace desde dentro, desde el espíritu y el