Página:La música como develadora del sentido del arte en Marcel Proust.djvu/93

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lo suficientemente inteligente como para dudar de las intenciones de Loisel, pero, por otra parte desea creer que el pianista valora su obra en forma espontánea“. Este paso del pianista y la duquesa también anticipa situaciones de la Recherche jugadas por Morel y Charlus. En cuanto a la correspondencia de Proust, en las cartas a Reynaldo Hahn, a Robert de Montesquiou-Fezensac y a Genevieve Straus, entre otras, pueden advertirse la defensa proustiana de Wagner y Debussy, el efecto producido por El martirio de San Sebastián, la influencia de los Bai/ets russes, la valoración de Proust de la música de Hahn, la relación entre tradición y desarrollo musical en la evolución del gusto de Proust, la utilización de medios técnicos como el tetráfono‘35. El intérprete proustiano también está sometido a esa ley general de los artistas, que dice que si bien todo hombre es virtualmente un artista, sólo muy pocos desarrollan sus posibilidades. Aunque se presentan, a la inversa, sorpresas extraor- dinarias, como los ejercicios teatrales, con elementos escenográficos y juegos de luces de Octavio, que producen una revolución en el arte contemporáneo, mientras que su autor, en Balbec, era tomado como aficionado al deporte y esnob, con quien era imposible toda conversación intelectual. Y por otra parte están también los happenings corrosivos del pintor Elstir, en el salón de los Verdurin, antes de su consagración. Pero es que hay otra ley más importante en el arte, ya sostenida en Contre Sainte-Beuve, que señala el divorcio entre el yo artístico y el cotidiano. Pero esta ley se extiende en su campo de aplicación en la Recherche no sólo a los artistas creadores, sino también a los intérpretes y aún a los críticos (es el caso de M. Verdurin revelado como gran crítico por el pastiche Goncourt y confirmado a su muerte, en ese carácter, por Elstir). Quedan los dos principales personajes que son intérpretes musicales y que ejecutan en piano y violín magistralmente la sonata de Gabriel Fauré (V, 402), (ll, 953-954), con su reminiscencia schumanniana. El violinista Morel es el prototipo de mayor distancia entre el yo cotidiano social y sentimental y el yo artístico que aparece en sus ejecuciones. Chalrlus le trata de asegurar una carrera como compositor y cronista, pero su principal función es la de intérprete. No hay dudas de su egoísmo y de corrupción moral, como intermediario degradado entre Sodoma y Gomorra. Charlus, quetejecuta con él la sonata de Fauré, es un pianista 94 una obra de la duquesa de Alpes y traba relación amistosa con ella. La duquesa es