Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/53

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Interea, dum fata sinunt, iungamus amores: iam ueniet tenebris Mors adoperta caput; vv.69-70 Entretanto, mientras los hados lo permitan, unamos los amores: ya vendrá la Muerte con la cabeza envuelta de tinieblas; Esta apelación última valida el erotismo elegíaco. Inevitablemente, está unido a un llamado de la juventud: iam subrepet iners aetas, nec amare decebit, dicere nec cano blanditias capite. vv.71-72 ya se acercará sigilosamente la edad inerte, y no convendrá amar, ni decir palabras tiernas con la cabeza encanecida. Se recuperan los motivos iniciales en organizaciones nuevas, en donde iners es la vejez - y no la juventud dorada de Roma entregada al otium -. Así, ser llamado iners es un falseamiento de la realidad: eljoven amante, trabajando por y para su amory su poesía, lleva a cabo algo más pesado aún que un trabajo, con lo que no le conviene el calificativo, que sí conviene a la vejez, una iners aetas en la que no es pertinente amar. En su idealidad rústica, el penoso trabajo del campo es uita inerti en la medida en que han concluido sus trabajos de amor, con la amada a su lado, mientras que el labor es la vida en pos del praetium (riquezas de la guerra). Esta condición final que suplanta a la soñada, retoma el motivo del nec... pudeat del v.29, sólo que ahora aparece en un contexto distinto: Nunc leuis est tractanda Venus, dum frangere postes non pudet et rixas inseruisse iuuat; vv.73-74 Ahora debe ser atendida la leve Venus, mientras no avergüenza el romper cerrojos y ayuda a mantener luchas; 53