Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/214

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
216
Plutarco.—Las vidas paralelas.

dicar la muerte, sino el encierro, porque para un ciudadano romano éste era el último de los mates.

Verificada esta mudanza, é inclinándose todos á lo más suave y benigno, se levantó Caton á exponer su dictámen, y desde luego empezó á decir con vehemencia y afectos; tratando mal á Silano por su inconstancia, y mostrándose irritado contra César porque con frases populares y un discurso de afeclada humanidad echaba por tierra la república, y causaba temor al Senado en cosas por las que él debía temer, y darse por contento si de ellas salia inmune y sin sospecha; pues que tan á las claras y con tanto empeño sacaba de entre las manos á unos enemigos públicos, y hacía ostension de que ninguna compasion le merecia la patria, tan poderosa y digna de amparo, aunque la veia próxima á su ruina, mientras lloraba y se lamentaba por los que no debian existir ni baber nacido, á causa de que con su muerte iban á librar á la ciudad de las mayores calamidades y peligros. Este discurso se dice ser el único que se ha conservado de Caton, por haber el cónsul Ciceron enseñado de antemano á los amanuenses que con más prontitud escribian ciertos signos que en formas muy pequeñas y breves tenian el valor de muchas letras, y haberlos distribuido con separacion en diferentes puntos del salon del Senado, porque todavía no se conocían ni se habian formado los que despues se llamaron semeyógrafos (1), sino que entonces por la primera vez se tuvo de ellos, segun dicen, este vestigio. Prevaleció, pues, Caton, é bizo que se reformasen los dictámenes en términos que los reos fueron condenados á muerte.

Pues que no nos es permitido omitir ni las más pequefias señales de la indole y las costumbres á los que nos hemos propuesto hacer la imágen y pintura del ánimo, s6 (1) Quiere decir escritores por signos ó notas equivalentes á nuestros taquigrafos.