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CATON EL MENOR.

dice que en medio del grande altercado y contienda que César tenía con Caton, y cuando el Senado estaba muy atento á lo que entre ambos pasaba, le entraron á César una esquela; que excitando Caton con este motivo sospechas y haciéndolas valer, como algunos que tambien se conmovieron se empeñasen en que el escrito habia de leerse, César alargó la esquela á Caton, que estaba inmediato; y que leyéndola éste, como encontrase que era un billete desvergonzado de su hermana Servilia á César, con quien estaba enredada en criminales amores, se lo tiró á César, diciéndole: eten, borracho; y volvió sin más detenerse su discurso al punto de que antes se trataba. Parece en general que á Caton le siguió la desgracia en punto á las mujeres de su familia; porque si ésta dió mucho que hablar con César, todavía fueron más bochornosos los sucesos de la otra Servilia, hermana de Caton; la cual estando casada con Lúculo, uno de los más señalados varones de Roma, y habiendo ya tenido un niño, por su diso—lucion fué lanzada de casa; y lo que es más vergonzoso todavía, ni la mujer del mismo Caton, Atilia, estuvo pura y exenta de estos yerros, sino que con haber tenido de ella dos hijos, se vió en la precision de repudiarla por su mala conducta.

Casóse despues con Marcia, hija de Filipo, que gozó de la mejor opinion, mas hubo mucho que hablar acerca de ella; y en vida de Caton, como en un drama, esta parte es muy problemática y dudosa; siendo lo siguiente lo que pasó, segun lo escribe Traseas, refiriéndose para ser creido á Munacio, amigo y comensal de Caton. Entre los muchos apreciadores de éste, unos lo eran más á las claras y más decididamente que otros, siendo de este número.

Quinto Hortensio, varon de grande autoridad y de recomendable conducta. Deseando, pues, no sólo ser amigo intimo de Caton, sino unir con deudo estrecho y en estrecha sociedad ambas casas y familias, trató de persuadirle