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PARTE TERCERA


PARRAFADAS DE CRITICA


Dos libros de versos.


Confieso que, con los años y el estudio, he llegado a convencerme de que es muy fácil criticar y muy difícil producir; y de esta íntima convicción mía nace que, al juzgar obras literarias, esté siempre mi espíritu más dispuesto á la benevolencia que á la censura amarga. Cómoda tarea es la de buscar sólo los defectos, haciendo gala de delicadeza de gusto. Líbreme el cielo de sentar plaza de intransigente zoilo. Ni en literatura ni en política, soy de los que dicen que de cada mil almas una va con Dios y las demás con el diablo.

En países como el nuestro, donde la literatura no es una carrera, y en donde ni siquiera encuentra estímulos dignos quien consagra sus ocios al cultivo de las letras, creo que, los que, por justos ó verenjustos, hemos alcanzado á crearnos una modesta fama, llenamos deber de patriotismo alentando con una palabra de aplauso á los jóvenes que, con destellos de talento y sobra de entusiasmo, acometen la ardua empresa de dar á la estampa sus producciones. Y tanto es así, que prefiero callar cuando no encuentro en un libro pretexto para el elogio. No escribió, ciertamente, para mí el gran Víctor Hugo estas palabras:

—La boca de un poeta, encomiando á otro poeta, es un vaso de hiel azucarada.