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QUO VADIS

Tú la has proclamado siempre: nada de nuevo hay en ella.

—Sí, hay la parte substancial, que antes me faltaba.

Y al decir esto llamó á Eunice, quien hizo su entrada, exquisitamente vestida de blanco. Ya no era la antigua esclava, sino una especie de diosa del amor y la felicidad.

Petronio le abrió los brazos y la dijo: —Ven.

Corrió Eunice entónces hacia él y sentándose sobre sus rodillas, le rodeó el cuello con los brazos y reclinó sobre su pecho su hermosa cabeza.

Y Vinicio vió subir á sus mejillas reflejos púrpureos y cubrir sus enajenados ojos leve niebla de venturoso arrobamiento.

Asi formaban ambos un harmonioso grupo simbólico de la dicha y el amor.

Petronio extendió la mano hacia un amplio vaso colocado sobre una mesa que había próxima y tomando de él un puñado de violetas, esparciólas en la cabeza, el seno y el manto de Eunice; y luego haciendo á un lado la túnica que cubría los brazos de la joven, dijo: Dichoso quien como yo ha encontrado el amor envuelto en formas semejantes! Paréceme á veces que somos un par de dioses. ¡Mira Vinicio! ¿Han creado líneas más potentosas Praxíteles, ó Mirón, ó Escopas, ó el mismo Lísias? 10 existirá en Paros, ó en el Pentélico, un mármol como éste: tibio, róseo y palpitante de amor? Hay gentes que encuentran deleite en besar los bordes de los vasos; mas, yo prefiero buscar el placer allí donde reside realmente.

Y empezó á acariciar con sus labios los hombros y el cuello de Eunice, por cuyo cuerpo á la sazón discurria un estremecimiento embriagador, en tanto que, ora abría, ora entornaba los ojos con expresión de dicha inenarrable.

Petronio levantó en seguida la primorosa cabeza de la joven y dijo, volviéndose á Vinicio: