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QUO VADIS

¿Y por qué no haría él esto?

El era valiente y más activo y joven que otros augustianos.

Por cierto, Nerón mandaba treinta legiones, estacionadas hasta en los confines del imperio; pero, ¿no se levantarían esas legiones y sus jefes ante la noticia del incendio de Roma? Y en ese caso Vinicio podría llegar á ser César.

Hasta se decia en secreto entre los augustianos que un adivino había pronosticado que Oton llegaría á vestir la púrpura.

¿Y en qué era él inferior á Otonf Por ventura el mismo Cristo le asistiría con su divino poder: acaso de El mismo procedía en tal momento esa inspiración.

—¡Ojalá fuese asil—exclamó Vinicio mentalmente.

Así tomaría venganza de Nerón por los peligros que había corrido Ligia y por sus propios temores; daría principio al reinado de la verdad y de la justicia; difundiría la religión de Cristo desde el Eufrates hasta las nebulosas playas de Bretaña y compartiría la púrpura con Ligia, á quien haría señora del mundo.

Pero estos pensamientos, que habían brotado en su cerebro como brota un haz de chispas de una casa incendiada, tuvieron también la efímera vida de las chispas. Antes que todo, era menester salvar á Ligia.

Vinicio pudo contemplar de cerca ahora la catástrofe; y entonces nuevamente se apoderó de su alma el temor, y ante aquel océano de humo y de llamas, y ante la tremenda realidad, murió por completo en su pecho la fe con que antes creyera que Pedro vendría auxilio de Ligia.

La desesperación le dominó por segunda vez al llegar hasta la Via Portuense, que conducia directamente al Trans—Tiber.

No logró reponerse sino cuando se hubo encontrado frente á la puerta y escuchado allí de labios de muchos lo