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QUO VADIS?


CAPÍTULO XXIX

(Continuación)

Un día Vinicio vió entre los carros de los caballeros uno expléndido: el de Crisotemis, precedido por dos mastines de Molosia. Iban rodeando á la hermosa grupos de jóvenes y también de ancianos senadores, cuya posición los había obligado á permanecer en la ciudad.

La propia Crisotemis guiaba el carro, llevando las riendas de cuatro jacas de Córcega, y distribuyendo sonrisas en derredor y ligeros chasquidos con su látigo de oro. Al ver á Vinicio refrenó sus caballos, le hizo subir á su carro y le llevó a su casa, en donde hubo una fiesta que duró la noche entera. Allí bebió tanto el joven, que no supo cuando le habían conducido de regreso á su hogar. Recordaba, sin embargo, que al hacer Crisotemia mención de Ligia en su presencia, él se había sentido herido y hallán-