Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo II (1900).pdf/8

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
6
QUO VADIS

dose ya ebrio había vaciado un vaso de Falermo en la cabeza de la amante de Petronio.

Pero al día siguiente Crisotemis, quien, por lo vista, había olvidado muy pronto aquella injuria, vino á visitarle y le llevó por segunda vez á la Via Apia. En seguida cenó en casa de Vinicio y le confesó que desde hacía tiempo la tenía hastiada, no solo Petronio, sino hasta su mismo tocador de laúd; y que su corazón se hallaba por fin libre.

Durante una semana más, vióseles juntos, pero aquellas relaciones no prometían ser duraderas.

Después del incidente del vaso de vino de Falerno, jamás volvió á apronunciarse entre ellos el nombre de Ligia, pero á Vinicio se le hacía imposible sustraerse al recuerdo de la joven. Asaltábale en todo momento la idea de que sus azules ojos le estaban observando fijamente y sentiase por ello como aterrorizado. Y sufría, y no podía desprenderse de la convicción de que con cada una de sus acciones atolondradas estaba martirizando á Ligia, y esa misma convicción martirizábale á él también.A raíz de la primera escena de celos con Crisotemis, que ésta provocara por haber comprado Vinicio dos damiselas sirias, despidióla de brusca manera.

Mas, no puso por ello término á su vida licenciosa y de placer, á la que parecía seguir entregándose tan sólo por el despecho que le causaba el desvío de Ligia.

Finalmente, se convenció de que el recuerdo de la joven no le abandonaba un instante; de que era ella la causa única de su febril actividad para el mal como para el bien; y de que verdaderamente nada había en el mundo que ocupara su alma sino ella.

El hastío y el cansancio se apoderaron entonces de su ánimo.

El placer hízosele aborrecible y no le dejaba en el alma otra cosa que las amargas heces del remordimiento. Y se consideraba entonces como un hombre despreciable, sentimiento que, no obstante, llenábale de indecible asom-