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QUO VADIS

de la predestinación, pueda ofender tus escrúpulos de cristiana.

«Cristo no me ha purificado aún, pero mi corazón es en la actualidad como un cáliz vacío que Pablo de Tarso habrá de llenar con la dulce doctrina que tú profesas, tanto más dulce para mí cuanto que es la doctrina tuya. Y tú, divina mía, cuéntame éste como un mérito: haber vaciado de ese caliz el contenido que antes lo llenara, no retirarlo ahora, y antes bien presentarlo como un hombre sediento que se halla delante de un cristalino maniantal. Quiera esta decisión mía encontrar favor á tus ojos.

«En Ancio pasaré los días y las noches escuchando las enseñanzas de Pablo, quien desde el principio de nuestro viaje ha adquirido tal ascendiente sobre los individuos de mí séquito, que lo rodean á todas horas, viendo en él no solo un taumaturgo, sino casi un sér sobrenatural.

Ayer noté en su rostro un aire complacido y al preguntarle qué hacía, me contestó: «Estoy sembrando..

Petronio sabe que él se halla entre los míos, y desea verle, como también Séneca, quien ha oído á Galo hablar de él.

«Pero ya las estrellas palidecen, joh Ligial y el lucero de la mañana empieza á brillar con creciente fulgor.

«Pronto la aurora vendrá á colorear las ondas de la mar con sus encendidos reflejos. Todo duerme en derredor, pero yo velo, y en ti pienso, y me consagro á tu amor.

«Salve, pues, á ti, en unión de la aurora de esta mañana, sponsa meal (esposa mía).»

CAPÍTULO XXXVIII

Vinicio á Ligia: Has estado alguna vez en Ancio, único amor mío, con Aulio y Pomponia? En caso contrario, me conceptuaré dichoso el día en que pueda mostrarte esta ciudad.

En todo el camino, desde Laurento, hay una serie de