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QUO VADIS

á pensar en Eunice. Al principio le pareció evidente que la joven sierva deseaba que encontrase Vinicio á Ligia por la sola razón de que no la obligaran á ella, Eunice, á salir de su casa. Después, empero, ocurriósele que el hombre á quien Eunice trataba de introducir, bien pudiera ser su amante, y esa idea le fué desagradable desde su origen.

Cierto es que había una manera harto sencilla de saber la verdad, pues para ello bastaba hacer llamar á Eunice; más era avanzada la hora, Petronio sentíase fatigado después de su larga visita á Crisotemis y tenía prisa por retirarse á descansar. Pero, cuando iba dirigiéndose al cubiculum recordó, sin que se sepa el motivo, que había notado arrugas ese día en las estremidades de los ojos de Crisotemis. Pensó asimismo que la belleza de ésta era mas celebrada en Roma de lo que se merecía; y que Fonteyo Capiton, el que había ofrecido por Eunice tres muchachos de Clazomene, pretendía comprarla á precio harto vil.

CAPÍTULO XIII

A la mañana siguiente, apenas acababa Petronio de vestirse en el unctorium, llegó Vinicio, que había sido llamado por Tiresias. Sabia ya que hasta aquel momento Ligia no había salido por ninguna de las puertas. Esta noticia en vez de darle ánimo, en cuanto era una prueba de que la joven se hallaba todavía en Roma, deprimió más su espíritu, pues ocurriósele que acaso Ursus habría logrado conducirla fuera de la ciudad inmediatamente después de su rapto y antes, por lo tanto, de que los esclavos de Petronio hubieran empezado á montar la guardia de las puertas.

Cierto es que en otoño, cuando eran más cortos los días, cerrábanse tambien más temprano las puertas; pero no era menos efectivo que las iban abriendo á las personas que salían y el número de éstas era considerable. Había asimismo posibilidad de salvar las murallas por otros sitios que eran bien conocidos, de los esclavos, entre otros, y