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QUO VADIS

ban protegidos por la penumbra de la entrada, y empezó tranquilamente á sumergir en el agua las legumbres que llenaban el cedazo.

Era evidente que después de toda una noche pasada en el cementerio, se aprestaba á preparar una comida.

Transcurridos algunos instantes y terminado el lavado de las legumbres, llevóse consigo el cedazo mojado y desapareció luego detrás del biombo.

Croton y Vinicio le siguieron, creyendo que ya iba á penetrar á las habitaciones de Ligia.

Pero su asombro fué grande cuando vieron que aquel biombo no separaba del patio habitaciones, sino otro corredor, á cuyo extremo había un pequeño jardín, en el cual se alzaban unos cuantos cipreses y algunas matas de mirto. Y en el fondo, veíase una pequeña casa, edificada contra la muralla, sin ventanas, de otro edificio de piedra contiguo.

Ambos comprendieron al punto que esta era para ellos una circunstancia favorable. En el patio habrían podido reunirse todo los arrendatarios, en tanto que el aislamiento en que se hallaba esa casita facilitaba la empresa.

Harian, pues a un lado de más expedita manera á cualesquiera defensores, mejor dicho, á Ursus, y saldrían á la calle prontamente llevándose á Ligia. Una vez fuera, se defenderían bien.

No era probable, por otra parte, que fueran atacados, y si tal ocurría, dirían que llevaban un rehén que se había fugado, sustrayéndose á la custodia del César. Vinicio prestaría su declaración en este sentido, se daría á conocer á los guardias y hasta pediría su cooperación.

Ursus iba ya a entrar á la casita, cuando el ruído de pasos llamó su atención. Detúvose entonces, y al ver acercarse á dos personas, puso el cedazo en la balaustrada, y volviéndose hacia ellos, preguntó —¿Qué buscáis aqui?

—1A til—dijo Vinicio.