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QUO VADIS

presentar un aspecto difícil, Vinicio podría llevarse á la joven, y Croton entretanto irle abriendo paso por entre las gentes que se hubiesen reunido.

Pero entretanto la demora se le hacía molesta y el silencio que seguía rodeando la entrada de la casa que atisbaba, teníale ya intranquilo.

—Si no dan con su escondite y promueven un alboroto, asustarán á la niña,—se dijo.

Mas no le fué desagradable semejante idea; porque comprendió que en caso de algún contratiempo, volveria el joven á necesitar de sus servicios, y entonces podría él seguirle, sacando buenas cantidades de sextercios.

—Hagan lo que quisieren,—se dijo á sí mismo,—han de trabajar para mí, si bien nadie, se ha dado aun cuenta de ello. ¡Oh, dioses! permitidme tan sólo...

Pero aquí se detuvo repentinamente, pues pareció que alguien asomaba la cabeza por la puerta de entrada.

O entonces, apegándose cuanto pudo á la muralla, siguió atisbando y conteniendo el aliento.

No se engañaba, pues efectivamente una cabeza habiase asomado á la puerta, mirado en deredor y desaparecido luego.

—Ese es Vinicio ó Croton,—pensó Chilo.—Pero, si ya tiene á la muchacha, ¿porqué no grita ella y porqué miran hacia la calle? De todas maneras han de encontrar gente, pues antes de que lleguen á las Carenas habrá ya movimiento en la ciudad... Más, ¿qué es eso? Por los diosesl Y de súbito erizarónsele los escasos cabellos.

En la puerta de la casa había aparecido Ursus, llevando á cuestas el cuerpo de Croton.

Miró el ligur una vez más en derredor suyo y en seguida empezó a correr con su carga en dirección al rio.

Chilo se apegó tanto á muralla que pareció embeberse en ella.

—Estoy perdido si me vél—pensó.