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QUO VADIS

obligados á levantarse antes de llegada la aurora; pero en los barrios habitados por la población libre, sostenida á expensas del Estado y por consiguiente ociosa, las gentes despertaban tarde, especialmente en invierno.

Chilo, déspués de haber permanecido algún tiempo sentado en aquel umbral, sintió un frío penetrante, Levantóse entonces y después de cerciorarse de que no había perdido la bolsa recibida de Vinicio, echó á andar, con paso mucho más lento, en dirección al río.

—Puede que vea en alguna parte el cadáver de Croton, —se dijo.— ¡Oh dioses! ese ligur, si es un hombre, podría ganarse millones de sestercios por año; porque si ha podido ahogar á Croton como á un cachorro, ¿quién sabría resistirle? Le darían, estoy cierto, por cada vez que se presentara en la arena, tanto oro como el que pesa. Guarda & esa doncella mejor que Cerbero á las Parcas. ¡No le tragasen las Parcas por eso mismo! Nada quiero con hombre tan osudo.

¿Pero, cómo he de proceder en este caso?

Ha ocurrido un terrible suceso. Si ha roto los huesos de un atleta como Croton, no me cabe duda que el alma de Vinicio se halla ahora piando sobre esa maldita casa, en espera de su entierro.

¡Por Castor! Pero él es patricio, amigo del César, pariente de Petronio y hombre conocido en toda Roma: es un tribuno militar. Su muerte no puede quedar sin castigo. ¿Si fuese yo donde el pretor, ó me dirigiese á los guardias de la ciudad?

Y aquí se detuvo un instante á meditar.

Luego exclamó: —Misero de mí! ¿Quién le llevó á casa sino yo? Sus libertos y esclavos saben que yo fuí á su morada, y algunos no ignoran con qué objeto. ¿Qué sucederá si llego á ser sospechado de haber ido intencionalmente á señalarle la casa en que ha encontrado la muerte? Aun cuando que.