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QUO VADIS

Y es cierto que á mis ojos Ligia vale más que toda Roma y su señorío; y que, por mí, bien pudiera la sociedad de Roma desaparecer con tal que tuviera yo á Ligia conmigo.

»Pero eso ya es otra cosa.

Un simple convenio de palabras no satisface á los oristianos; es menester que uno sienta que su enseñanza es verdadera y no dé albergue á ninguna otra en su alma. Y esto, de ello son testigos los dioses, ¿traspasa el límite de mi aptitud? ¿Entiendes lo que tal cosa significa? Es que hay algo en mi naturaleza que se subleva contra esta religión; es que si mis labios llegasen á glorificarla y mi voluntad á obedecer sus preceptos, mi alma y mi razón me dirían que estaba haciendo todo eso únicamente por amor á Ligia, sin la cual nada habria para mí en la tiera de más repulsivo que esta religión.

»Y, ¡cosa extrañal Pablo de Tarso se da cabal cuenta de esto y lo propio sucede al anciano theurgus (1) Pedro, quien á pesar de su sencillez y de su humilde origen, es el más alto entre todos y fué el discípulo de Cristo.

Y sabes lo que están ellos haciendo ahora? Pues están rogando por mí y pidiendo en favor mío algo que llaman la gracia; mas yo no veo que sobre mí descienda nada, sino la intranquilidad y un anhelo cada día más vehemente de tornar á ver á Ligia.

»Te he contado ya que se marchó en secreto; pero al irse me dejó una cruz que ella misma había formado de varillas de madera de boj. Al despertar la encontré junto á mi lecho. La conservo al presente en mi lararinm y todavía, cuando me acerco á ella, no sabría decir por qué, paréceme que tuviese algo de divino y la miro con temor y reverencia. La amo, porque la mano de Ligia unió las piezas de que se forma, y la aborrezeo porque ella es quien nos divide.

(1) Mago que evoca los dioses. (De teurgia, arte de evocar á los dioses).