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SESION DE 7 DE SETIEMBRE DE 1826

ras de nuestros huesos la inferioridad con que se nos mira respecto de ellos? Suplicamos, pues, a V. E., se sirva poner en el conocimiento del Soberano Congreso esta representación que con toda veneración elevamos. Ese Augusto Cuerpo, reunido para hacer la felicidad de los pueblos, i poseído de la justicia de sus mas beneméritos paisanos, sabrá remediar nuestros males. Solicitamos el pago de nuestros sueldos, i una reforma que nos ponga al nivel de las demás tropas de los Estados vecinos, pues nos creemos con doble mérito que ellas para pretenderla. Ella hará en gran parte la economía de la Hacienda pública, i ella recordará siempre a los defensores de Chile la gratitud del Congreso Soberano i del Supremo Gobierno. Por ahora, Excmo. Señor, no podemos continuar en el servicio, estamos gravando infructuosamente a la Nación, que no necesita tropas como las nuestras en su estado actual, que serian enteramente inútiles, pues los que suscribimos i la tropa por que representamos necesitaríamos una modificación absoluta que, haciendo mas provechoso al Ejército, exceptuase ya de la fatiga a unos soldados tan viejos i escarmentados. —Batallón número 1 de infantería, Santiago, 22 de Agosto de 1826. —Excmo. Señor. —Por la clase de capitanes, Juan Nepomuceno Venegas. —Por la de tenientes, Pablo de Huerta. —Por la de ayudantes mayores, Joaquín Olivo. —Por la de subtenientes, Ramón Hurtado.


Núm. 53

Excmo. Señor:

Soi un testigo de cuanto esponen los oficiales que representan. Muchas veces he hecho presente su miserias i las de la tropa al señor Comandante Jeneral de Armas i al Supremo Gobierno otras tantas, e impedido sus reclamos porque estaba persuadido que el remedio de sus males seria próximo. S. E. mejor que nadie conoce la gran miseria a que estamos reducidos. —Santiago i Agosto 22 de 1826. —Excmo. Señor. —Pedro Godoy.


Núm. 54

Excmo. Señor:

El sarjento mayor i demás oficiales del batallón número 7 que suscriben, ante V. E. respetuosamente esponen: que, por hallarse en el estado de miseria el mas indecoroso de una Nación que se halla en el dia libre de enemigos esteriores i que también cree sin lisonja haber puesto término a sus disensiones interiores por el importante servicio que nuestros compañeros de armas han hecho en esta última campaña de Chiloé, como por las repetidas reclamaciones de los sarjentos, cabos i soldados por sus haberes, no pueden los que representan resistir mas tiempo al horrible cuadro de desesperación en que desgraciadamente nos vemos abandonados. Pero, ¿quien puede mejor graduar las angustias, el sufrimiento, las privaciones, el mérito de este Ejército que V. E.? ¿No ha hecho éste su deber al frente del enemigo? ¿No ha dado las mayores pruebas desús virtudes en los movimientos políticos interiores de su Patria que ha presenciado? ¿I cuál es el reconocimiento? A nadie le puede ser mas sensible que al militar que ha servido bien, verse hoi en el caso de reclamar se le cubran sus sueldos vencidos; pero, Excmo. Señor, una imperiosa necesidad lo exije: en esta virtud, es a V. E. a quien se dirije esta representación, a fin de que a la mayor brevedad se nos paguen los haberes que llevamos espuestos, i se decrete por fin una reforma militar que haga honor a la Nación i recompense al que ha servido bien a su Patria. —Nicolás Maruri. —Por la clase de capitan, Ramón Boza. —Por los tenientes, J. María del Pozo. —Por los subtenientes, José Pérez.


Núm. 55

Excmo. Señor:

¡Cuántas veces no he representado a mi jefe inmediato, el señor Comandante Jeneral de las Armas, esta triste situación de miseria i de abandono en que se halla el batallón de mi mando, i para mejor decir el Ejército; cuántas veces no he sofocado estos mismos reclamos, por mis consejos i ejemplo, en quedarme meses sin sueldo, en partir el poco dinero que alguna vez tenia en mi poder con ellos, a fin de aliviar en parte sus miserias, i cuántas veces estos beneméritos oficiales se han alimentado del mismo rancho de la tropa i que también en diferentes ocasiones he empeñado mi crédito particular, i que me hallo hoi dia en ese caso para dar de comer al batallón! A la mayor parte de esta tropa se le deben siete meses de sueldos vencidos, así es, Excmo. Señor, que no puedo mas sofocar estos reclamos; ellos son justos, ya he puesto a cubierto mi responsabilidad por las representaciones que llevo espuestas, pero me veo en el caso de informar i apoyar esta solicitud. Es a V. E. a quien se dirijen, al primer Majistrado de la República, al jeneral que muchas veces nos ha conducido al enemigo, i que tantas otras veces ha visto derramar la sangre de estos bravos en los campos de batalla; por fin, al jefe que nos ha prometido hacernos satisfacer i recompensar los servicios. Pero ¿en qué mejor circunstancia se le pudiera presentar este cuadro a V. E. que en el dia, dia en que se halla esta Augusta Representación Nacional reunida, los padres de la Patria? Ellos conocen los servicios del Ejército que es el que ha dado la libertad a su Patria, i que este mismo Ejército estará siempre pronto para defenderla