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SESION EN 23 DE AGOSTO DE 1844

lo que yo he propuesto es una medida esencial, una condicion precisa, porque de ella dependerán las reglas de salubridad que se dicten para esos establecimientos. Se ha dicho que los mataderos están ahora diseminados, i que un matadero seria mas conveniente que todos los que existen en el dia. Yo admito la asercion del señor Senador, a quien considero bastante instruido en este punto. Pero pregunto: ¿tenemos motivos para estar satisfechos del presente estado de la salubridad de Santiago? ¿La salubridad de Santiago no se mejoraria con evitar esa aglomeracion de materia corruptible, estableciendo mayor número de mataderos, pero nó en tantos puntos como los hai actualmente? Estamos en situacion de mejorar por todas las vias posibles el estado actual de nuestro clima, que es uno de los peores que se conoce en América. Yo no hablo a mi parecer: causas naturales ningunas que hagan tan enfermizo el clima de Santiago, como se nota. No hai causas naturales para la excesiva mortalidad que se nota en la poblacion de esta ciudad; todas son causas artificiales, o por mejor decir, provienen del poco cuidado que se tiene para evitar cuanto puede orijinar esas enfermedadas. Así es que no me hace fuerza el que en el estado actual de cosas, un matadero seria mejor que los muchos que hai; porque estamos en el caso de mejorar todavía mas nuestra situacion.

Insisto por tanto en la subenmienda que he propuesto, de que sean tres en lugar de dos mataderos; tanto mas, cuanto que uno de los motivos que ha tenido presente la Cámara para señalar el monto de la contribucion, es porque se van a aumentar los gastos en la construccion de mayor número de establecimientos. Tres mataderos me parece que es una cosa regular; el Presidente de la República puede poner mas, si lo cree necesario; pero ménos de tres no deben establecerse.

El señor Vial del Río. — Yo miro la cuestion bajo el punto de vista que la ha propuesto uno de los señores Senadores. Cuál será mas mal estado, ¿el actual o el que propone el proyecto? Esto es, que el Presidente de la República vea los mataderos que sea necesarios, no bajando de dos.

La ventaja de los mataderos nadie puede dudarla; pero es preciso mirar la posibilidad de efectuar la obra.

La Municipalidad no tiene arbitrios con que construir tres o cuatro mataderos, como se puede proponer: apénas tendrá para uno. Pero si desde el primer paso queremos que se establezcan tres, yo temo que la Municipalidad diga: no podemos hacer nada, porque no hai fondos, i quedemos en el mismo mal estado en que nos hallamos. Me opongo, pues, a que se señalen tres.

El señor Presidente. — Yo creo que el estado de salubridad en Santiago, estableciendo dos mataderos, no seria mas ventajoso que el estado actual.

En el dia tenemos mas de sesenta mataderos en los contornos de la ciudad; i aunque parezca excesivo este número, sin embargo, la reparticion en que se encuentran hace ménos notable la acumulacion de inmundicias; por lo que creo que con los dos mataderos que se proponen por la Municipalidad, no será posible que cesen los males que se notan, sino por el contrario, talvez se aumentarán.

Lo primero que debemos considerar es la salubridad del público i no debernos establecer ahora mataderos que perjudiquen a la sociedad.

Por lo que hace a los costos que demanden estos mataderos, si hai fondos para establecer dos es mui probable que pueda haber para tres, aunque no sean provistos de todo cuanto necesiten.

Con el tiempo, aumentándose las rentas, se les proveerá de todos los utensilios que por ahora no se necesiten tanto.

En primer lugar, tres mataderos son necesarios; i en segundo lugar, la contribucion que se ha aprobado, es lo bastante para que puedan construirse; i yo por mi parte, creo que en este concepto se ha señalado con dos mataderos no se disminuiria en nada el mal estado de la salubridad pública de Santiago; i por consiguiente, para lograr el útilísimo objeto de remediarla, creo que no se pueden poner ménos de tres mataderos; este es el menor número a que puede reducirse ahora.

Si ningún señor toma la palabra (continuó el mismo señor Presidente), se votará por la última subenmienda; esto es, si son dos o tres los mataderos, esa es la proposicion.

El señor Benavente. — Ya otra vez se ha hecho igual proposicion, i no se pueden poner estas proposiciones disyuntivas, porque son prohibidas por el reglamento.

El señor Bello. — A mí me parece que la proposicion debe ser, ¿se sostituye la palabra tres a la dos?

El señor Presidente. — Esa es la proposicion que está puesta: dos o tres.

Se procedió a votar; resultó aprobada la subenmienda del señor Bello por siete votos contra seis.

El señor Presidente. — Se va votar ahora por la parte del artículo que quedaba sin votarse.

Se votó sobre él, i resultó aprobado por unanimidad.

El señor Presidente. — Se procederá a votar ahora sobre el artículo segundo.

I sin ninguna discusion se aprobó este artículo, i el que sigue por unanimidad.

Se puso en discusion el artículo cuarto.

El señor Bello. — Yo preguntaría, señor, si las reses deben matarse por los sirvientes del establecimiento, o por sirvientes puestos allí por la Municipalidad, o si será lícito que los dueños