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hermosa isla y con tanto sigilo; que no me despertó.

"Un solo cabello sedoso que dormía, ni conoció su fatal presencia. El último lugar del terrestre Orbe, que mis plantas pisara, fué un magestuoso templo llamado el Partenón; más belleza ostentaban sus columnatas y sus murallas, que lo que revela tu radiante seno: y cuando, por fin, el tiempo libró mis alas de su prisión, con alígero vuelo allí me dirigí cual águila de su torre; y en una hora dejé atrás innumerables años.


"Mientras suspendido quedeme sobre los etéreos confines de ese mundo, una mitad del jardín de su globo fué lanzada, desarrollándose á mi vista cual una carta, ciudades también, en el desierto, pero de sus habitantes despojadas! Yanthe, entonces bellezas á mi vista se presentaban, y casi deseaba ser otra vez de los humanos."


"¡Mi Angelo! y ¡por qué de ellos quisieres ser? Si de morada más brillante, aquí disfrutas, y campos más verdes que en aquel lejano mundo, y hermosura de mujer, y frenético amor."

"Mas, escucha, Yanthe! Cuando el aire tan tenue faltóme, al levantar su vuelo mi alíjero espíritu, tal