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Discursos oficiales de Salvador Allende/1971/Primer aniversario de la Victoria Popular

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Primer aniversario de la Victoria Popular
de Salvador Allende Gossens
4 de septiembre de 1971
Embajada de Chile
CENTRO de DOCUMENTACION


DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, COMPAÑERO SALVADOR ALLENDE,
PRONUNCIADO CON MOTIVO DEL PRIMER ANIVERSARIO DE LA VICTORIA POPULAR


SANTIAGO, 4 de Septiembre de 1971.
OFICINA DE INFORMACIONES

Y RADIODIFUSION DE LA

PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA

Pueblo de Chile;
Compañeros Ministros y Funcionarios del Gobierno Popular;
Jefes y amigos de los Partidos y Movimientos que integran la Base política del Gobierno;
Compañeros representantes de la Central Unica de Trabajadores;
Queridas compañeras y estimados compañeros;

Hoy, desde que pisé tierra chilena, he sentido el calor agradecido de densas multitudes: Iquique se desbordó, y ayer en Arica, aunque llegamos anónimamente, también recibimos el entusiasta saludo de miles y miles de chilenos. Y hoy, Santiago ha vibrado y el corazón del pueblo ha latido vigorosamente.

Yo sé que esta demostración sin precedentes, desde el aeropuerto de Pudahuel, este largo y ancho cordón de emociones humanas hasta repletar como ahora esta Plaza, no es el homenaje a un hombre. Es la respuesta agradecida del pueblo de Chile a los pueblos y Gobiernos de América Latina que he visitado; es la respuesta de los chilenos a los ecuatorianos, a los colombianos, a los peruanos, y también a los argentinos, que me recibieron como el vocero de ustedes, como el auténtico representante de un Gobierno de Trabajadores. (Aplausos).

Debo sin embargo decir con amargura, que este día que debiera ser de gloria plena, de entusiasmo, se ha malogrado por hechos que a mí personalmente me afectan en forma profunda, como hombre y como Gobernante. No está entre nosotros Alcides Leal, militante ejemplar de su Partido, compañero de luchas, Subsecretario de Relaciones Exteriores; el país y el Partido Radical han perdido a un hombre que tenía abiertas todas las posiblidades que da el pueblo a los hombres consecuentes y leales en sus convicciones. Está enfermo y de gravedad el Ministro de la Vivienda, el compañero representante del Partido Socialista en esta Cartera Carlos Cortés, obrero que a lo largo de los meses en el desempeño de su cargo, lenta pero firmemente, fue adentrándose en los complejos problemas de la habitación, y hoy día, cuando ya el esfuerzo por él realizado, empezaba a fructificar debemos lamentar profundamente su grave enfermedad. Y otro hecho extraordinariamente doloroso para el pueblo de Chile, para el Gobierno y para mí: El Servicio de Investigaciones destacó a tres funcionarios para que en una avioneta llegaran antes que nosotros a las capitales y ciudades que debíamos visitar.

Cumplieron su misión hasta Bogotá. De regreso de Colombia, parece que muy cerca del límite con Ecuador, una hora antes de aterrizar en Guayaquil se perdió el rastro de esa avioneta y la duda y la congoja durante 48 horas ha martillado nuestra conciencia y nuestro corazón. Nos hemos acordado de Víctor Binder y Antón Herman Bakx, pilotos del avión, funcionarios de Investigaciones; de Sergio Alcaíno, Inspector a cargo de la seguridad de La Moneda, destacado allí por Investigaciones. Todavía queda una remota esperanza, pero si por desgracia ésta también se apagara pensemos que ellos han caído en el cumplimiento de un deber anónimo, que estaban entregando su capacidad para defender, posiblemente, para amparar, para proteger la vida del compañero Presidente.

En estas horas dolorosas, pienso —sobre todo— en los familiares de ellos, y he aquí mi palabra, mi tibia palabra humana y de respeto a la Institución, que posiblemente cuento con nuevos mártires.

Por eso, hay una nota de tristeza en esta tarde, que debió haber sido de victoria y de alegría, pero el pueblo tendrá que comprender cuán dura es la vida y cuánto y cuánto tienen que bregar los hombres que trabajan en el Gobierno de ustedes, en el Gobierno que es el Pueblo en La Moneda.
Hoy, hace un año que triunfamos en las urnas. A esta hora, todavía, los resultados parecían inciertos. Yo nunca dudé. Dije que íbamos a ganar; dije: venceremos y vencimos, con el esfuerzo, el empuje, el coraje y la decisión de ustedes. En la noche del 4 de Septiembre, el Pueblo de Santiago se volcó a la Alameda, y a lo largo del país, que desde los cordones pre-cordilleranos hasta el litoral, en las provincias australes, nortinas o centrales, las densas multitudes ocuparon las plazas y las calles, con alegría, con la satisfacción profunda de haber alcanzado, con el esfuerzo común, el Gobierno, para después con la acción unida y lenta, pero firmemente la conquista desde el Gobierno del poder. En aquella ocasión, noche solemne e histórica, no para mí, sino para Chile y su pueblo, levanté mi voz derrotando mis flaquezas humanas y mi emoción: hemos triunfado, para derrotar y definitivamente la explotación imperialista, terminar con los monopolios, hacer una seria y profunda Reforma Agraria, controlar el Comercio de la importación y la exportación, nacionalizar el crédito, pilares que harán posible el proceso de Chile, creando el capital social que impulsará a nuestro desarrollo. Por eso, esta noche, que pertenece a la historia, en este momento de júbilo, yo expreso mi emocionado reconocimiento a los hombres y mujeres, militantes de los partidos populares e integrantes de las fuerzas sociales que hicieron posible esta victoria, que tiene proyecciones más allá de las fronteras de la Patria; y agregué: yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan sólo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades que tiene un hombre y si supe soportar, es porque cumplí una tarea: la derrota de ayer. Hoy, sin soberbia y sin espíritu de venganza, acepto este triunfo, que nada tiene de personal y que se lo debo a la unidad de los partidos populares a las fuerzas sociales que estaban junto a nosotros, se lo debo a los Radicales, Comunistas, Socialista, Social Demócrata, gente del MAPU y del API, a miles de independientes; se lo debo al hombre anónimo y sacrificado de la Patria; se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra; se lo debo al pueblo de Chile que entrará conmigo a la Moneda el 3 de Noviembre. (Aplausos)
Quiero que el pueblo no olvide lo que fueron los agitados días que mediaron entre el 4 de septiembre y el 3 de noviembre. No hay que olvidarlo porque hay muchos interesados en que tengamos mala memoria. Jamás vamos a olvidar todas las intentonas, todos los aviesos caminos, las maniobras turbias y torvas que utilizaron para tratar de impedir que, ustedes junto conmigo, llegaramos al gobierno de la República. Todo se utilizó deleznablemente: la amenaza, la campaña del miedo y del terror, la repercusión internacional de los infundios que creaban, la acción directa, el atentado, las bombas sembradas en la noche y por último el cobarde y vil asesinato del Comandante en Jefe del Ejercito de Chile, Comandante René Scheneider. No podemos olvidar lo que pretendieron hacer los que siempre representaron los intereses comprometidos y vinculados a las fuerzas foráneas que han explotado a Chile y a su pueblo, y defendían sus grangerías y privilegios. Al mártir del Ejército de Chile le debemos, fundamentalmente, el que el pueblo esté en el Gobierno y destaco aquí, la lealtad ejemplar de las Fuerzas Armadas y de Carabineros para respetar la voluntad del pueblo, el veredicto de las urnas y la decisión del Congreso Nacional. (Aplausos)

Desde que asumimos el gobierno, sostuve que cumpliríamos el Programa que el Pueblo se había dado. La Vía Chilena implicaba construír una democracia revolucionaria en pluralismo y libertad. Dije que el camino nuestro obedecía a nuestra historia, tradición y costumbres; sostuve que aquí había sido dura la batalla para conquistar la victoria y que si había sido tremendamente dura la etapa entre el 4 de septiembre y el 3 noviembre, más dura iba a ser todavía la etapa posterior, por las dificultades que se nos iban a presentar para convertir en realidad nuestro programa. Y agregué que esta no es la tarea de un hombre, sino que —más que de los Partidos—, del pueblo organizado, disciplinado y consciente; destaqué que lo que hemos llamado la Vía Chilena, implicaba un camino nuevo no alcanzado todavía por otro pueblo, en este o en otros Continentes; que ibamos a hacer la Revolución; que no habíamos engañado a nadie; que todo Chile y todos los que desde el extranjero nos miraban con ojos honestos, pudieron entender que este Gobierno iba a cambiar las bases de una sociedad caduca para iniciar la nueva sociedad; que íbamos a cambiar el sistema para hacer posible una nueva vida, por las anchas y venturosas alamedas del humanismo socialista.

Por eso es bueno recordarlo: cuando triunfamos, dimos pruebas de una gran serenidad. Ni un acto de agresión pudo reprochársele al pueblo. Cuando quisieron arrebatarnos el triunfo, conscientemente movilizamos a las masas y las tuvimos alertas pera también tranquilas, seguros de que no podrían nuestros enemigos, en sus intentos pérfidos, derrotarnos, arrebatar la victoria de ustedes.

Y ahora hay que señalar que esta revolución nuestra se ha hecho con un costo social que debemos estimar como mínimo. Doloroso fué el asesinato de un político adversario nuestro, el señor Pérez Zujovic; pero nosotros movilizamos de inmediato los recursos del Estado para investigar y sancionar por medio de la ley a los culpables. Fuera de eso, y de la muerte de un joven agricultor en Rancagua, podemos decirle al mundo que esta revolución camina por los cauces del respeto a los derechos que el pueblo conquistó y que yo me comprometí a ampliar, porque por eso estoy en el Gobierno: para hacer de la democracia formal una auténtica democracia para derrotar —y definitivamente— la dependencia política, la dependencia económica, el subdesarrollo, y darle al hombre de la Patria, a la mujer del pueblo, al joven y al niño de nuestra tierra el derecho a la educación, al trabajo, a la salud, a la cultura, al descanso y a la recreación. (Aplausos).

Gracias a la invitación que me formularan los Presidentes de Argentina, Ecuador, Colombia y Perú, he estado, hace meses, unos días, fuera de Chile, cuando estuve en Salta y ahora cerca de 14 días recorriendo los países del Pacífico Sur, del Pacto Andino, de los Convenios de Cartagena. He meditado en el extranjero. He meditado en esos países amigos y hermanos.
He meditado en el pueblo, en ustedes. Y he sentido una profunda y honda expresión, emoción de alegría sin orgullo al poder constatar cómo conocen a Chile en las universidades que visité, en los Tribunales de Justicia donde estuve, en el Parlamento donde hablé. Cómo conocen a Chile los obreros y sus dirigentes con quienes dialogué. Cómo conocen a nuestra Patria las masas populares de Ecuador, Colombia y Perú. Cómo las calles tuvieron palpitar humano, calor fraterno a nuestra pasada. Y eso se debe no a mi acción, no a mi nombre, se debe a ustedes compañeras y compañeros, se debe al pueblo de Chile que rompió las cadenas, que levantó su frente, que se sintió ciudadano y que camina a la libertad e independencia económica y a la conquista de la dignidad, de nuestra patria. (Aplausos)

Cómo me acordé de ustedes al leer la prensa, al escuchar la radio y la televisión. Cómo me acordé de las juventudes de Chile cuando oí los cantos de las juventudes de Ecuador, de Colombia y de Perú. Juventudes que me entregaron, sin decírmelo, innecesario era, el afecto hacia nuestras juventudes. A estas juventudes que en la campaña y después se han volcado por los campos de la patria, por las oficinas, las escuelas y los talleres para llevar el mensaje de rebeldía y de responsabilidad. A esas juventudes que critican hoy día porque en esta tierra nuestra se ha celebrado un Congreso destinado a señalar la solidaridad de la juventud del mundo con los pueblos agredidos de Laos, de Camboya y de Vietnam. Que bien ha hecho la juventud en expresar e interpretar el sentimiento del pueblo de Chile en Latinoamérica! ( Aplausos )

Por eso es conveniente meditar cómo ven a los chilenos desde el pueblo, desde las esferas de Gobierno. Cómo miran a Chile los señores Presidentes de las Repúblicas que he visitado.

Qué importante es que ustedes entiendan la trascendente realización que hemos alcanzado que implica además, una gran responsabilidad presente y futura.
Lo recalco porque tenemos, obligatoriamente, que no defraudarnos nosotros, que no defraudar a los ancianos y a los niños de la Patria, que no podemos defraudar a las masas humanas que nos entregaran su confianza aquí, pero tampoco podemos defraudar a los millones de latinoamericanos y más allá todavía de nuestro continente, a los millones de hombres que tienen fe, en la voluntad inquebrantable del pueblo y del Gobierno de Chile, de hacer dentro de los cauces legales una auténtica revolución, que establezca una sociedad distinta donde el hombre tenga derecho a la libertad y a la justicia. (Aplausos)

Quiero destacar la importancia de esta gira Chile envió una delegación integrada por el compañero Ministro de Relaciones Exteriores, por el Comandante en Jefe del Ejército, General Carlos Prat, por el Director General de Carabineros, José María Sepúlveda, por los funcionarios responsables de la dirección política y económica de la Cancillería. Además integraban esta delegación los representantes de las Fuerzas Armadas que trabajan junto a mí; los señores Edecanes de la Marina, de la Aviación y el Ejército. Iban también nuestras compañeras y la denominación oficial: funcionarios de Carabineros y de Investigaciones y lo que se ha llamado, despectivamente, la guardia personal de Allende, que trabajó con ahinco, con tesón, con responsabilidad, con cariño. También estuvieron presentes periodistas de todos los diarios, de todas las corrientes de opinión, y ustedes han oído hoy día, una espontánea comunicación de ellos, en torno a lo que ha significado esta gira para Chile, para los países que hemos visitado, para el porvenir de América Latina. Hemos estado conversando con los Jefes de Estado del Perú, Ecuador y Colombia, y puedo señalarlos que siendo países que tienen gobiernos de distinta concepciones, filosóficas o doctrinarias, hubo una gran coincidencia y hemos llegado a acuerdos de extraordinaria significación en Colombia, Ecuador y Perú. Quiero decirles que en la intervención y discursos de los Presidentes de Ecuador y Colombia hubo similitud de concepciones a las nuestras frente a la solidaridad de nuestros pueblos, frente a la necesidad imperiosa de impulsar el progreso y derrotar el subdesarrollo.
Quiero decirles que ese lenguaje alcanzó una plena identificación en el Perú, donde el Presidente de esa nación hermana, al recibirnos en el Palacio de Gobierno, expresara con decisión y claridad, que el Gobierno revolucionario del Perú era un Gobierno antiimperialista consciente de la tarea histórica que tenía para hacer posible la redención de las grandes masas humanas de esa tierra.(Aplausos).

Por eso, el pueblo debe entender la importancia de esta gira. Hemos derrotado y para siempre —lo comenzamos en Argentina, ha continuado en Ecuador, Colombia y Perú— las fronteras ideológicas. No habrá cortapizas para el pensamiento humano. Se respetarán, dentro y fuera de este Continente, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, a la de ser el gobierno que más se avenga con las mayorías de la voluntad popular. Se respetará la no intervención y se hará del diálogo un recurso útil para esclarecer dificultades o para hablar sobre el futuro común que tenemos los pueblos de Hispanoamérica. Hemos alcanzado en el campo político resoluciones que tienen significación importante: la defensa de nuestras riquezas básicas, las 200 millas marinas, el rechazo de toda presión, el violento rechazo a toda tentativa de acondicionar los créditos sobre bases de sometimiento político. En el campo económico, hemos obtenido con la decisión de los señores Presidentes y sus Gobiernos, el fortalecimiento del Pacto Andino y los Convenios de Cartagena, y la Corporación de Fomento Andino. Es importante señalarlo: cuando se desfleca y tiende a desaparecer la Alianza para el Progreso, que iluminara Kennedy con esperanza fracasada ahora. Cuando la propia Alianza de los Países Latinoamericanos —la Alianza para el Comercio— no ha rendido lo que se esperaba de ella, queda en pié la Integración Subregional, que alcanza en lo económico significación trascendente con las empresas bilaterales o multinacionales y sobre todo, abre grandes perspectivas. La victoria definitiva de este proceso de Integración Subregional, el avance en el campo de la Corporación de Fomento Andino, indiscutiblemente, hará posible un diálogo más amplio, para hacer efectiva la Integración Latinoamericana.
Y este viaje también nos dice que en la conciencia de los gobernantes con quienes hablé y de los pueblos con quienes tuve contacto directo la decisión de mirar más allá de sus propias fronteras, de mirar América Latina, de luchar para que tengamos, como dijera hace tanto tiempo, voz de continente y conciencia revolucionaria latinoamericana para hacer realidad el sueño de los próceres y para conquistar el derecho a ser un continente en democracia, en libertad y dignidad. (Aplausos)

Por eso, tengo que decirles a ustedes: esta gira —como lo reconocen los periodistas,— ha sido un éxito; ello se ha debido, repito, a la actitud deferente de los Presidentes de Ecuador, Colombia y Perú; a su visión pluralista, a que ellos comprendieron que hay que respetar la decisión que toman los pueblos ya que ellos resolvieron invitarme como personero legítimo de la mayoría del país.

Yo puedo decirles que allá hablé como siempre les hablé a ustedes; que no desfiguré lo que es nuestro gobierno, lo que son ustedes como fuerza dinámica impulsora de la gran batalla de Chile. Que tuve el mismo lenguaje que he tenido aquí, con respecto a todas las ideas, pero sin ocultar las mías. Al contrario: orgulloso de ser el Presidente de un pueblo que quiere cambios, transformaciones revolucionarias, de ser el Presidente de un Gobierno donde los trabajadores tienen presencia en todos los niveles, de ser el Presidente de un Gobierno Popular, democrático, nacional, pluralista y revolucionario. ( Aplausos )

Con mayor razón cuando al visitar esos países, la dependencia se ha hecho más clara para millones de seres en nuestro continente. Cuántas veces lo dijimos: no tenemos independencia económica, está limitada nuestra independencia política, los grandes países toman las medidas que estiman convenientes y las repercusiones de ellas caen sobre nosotros.
Hoy las medidas financieras y económicas tomadas por Estados Unidos, por ejemplo, tienen sacudido al mundo. Basta leer la página internacional de El Mercurio y sus titulares: "Mundo Occidental atraviesa por desequilibrio monetario básico"; "Estados Unidos en el banquillo de los acusados"; "Italia pide a Nixon devalúe el dólar"; "Crisis del dólar en el bloque rojo". Esos son los titulares de hoy; desde hace 15 ó 10 días en todas las páginas de los diarios del mundo está la inquietud, la protesta. Hoy, sabemos nosotros que esa determinación del gobierno americano rompe las reglas del juego que durante tantos años estuvieron presentes. Hoy decimos esto para señalar nuestros derechos. La medida de Estados Unidos implica devaluar dólar, disminuir la ayuda a los países latinoamericanos; significa disminución del valor de nuestras reservas y lo que es más grave significa la posibilidad de imponer un impuesto a las importaciones, especialmente de este continente.

Y esto es muy serio, pero al mismo tiempo ello nos da, a nosotros, la razón. Cuando mañana, se pretenda presionarnos, cuando demos o no demos indemnizaciones según sea la voluntad de la ley que debe ejecutar el Contralor y el Tribunal que determinará sobre sí habrá o no habrá indemnizaciones sobre el Cobre — nosotros le diremos al mundo, que si los países grandes toman medidas para defenderse de la crisis que azota sus economías, los países pequeños, tenemos derecho a tomar medidas para que haya pan, trabajo, educación y salud para nuestro Pueblo. (Aplausos). Por eso, al llegar aquí no me voy a referir a la labor realizada ni a profundizar más en los aspectos económicos y en la acción del Gobierno, porque pienso que el día 3 de noviembre nos vamos a reunir en el Estadio Nacional. Allí van a estar todos ustedes y no sólo ustedes, sino todos aquellos que estuvieron a lo largo de las calles desde Pudahuel. El Estadio Nacional nos va a quedar chico el 3 de noviembre. Necesitaremos otro estadio fuera del estadio, porque ahí, voy a darle cuenta al pueblo del año que he recorrido, del año del Gobierno Popular, del Gobierno de ustedes. Ahí les voy a decir que hemos hecho, que no hemos podido hacer y ahí voy a trazar los grandes caminos para el mañana. (Aplausos)
Sin embargo, he tenido la satisfacción al llegar aquí, de ver que se ha publicado —y por lo tanto entra en vigencia— la ley que reajusta las pensiones. El Congreso ha despachado la Ley de Reconstrucción y me impondré de ella para ver que aspecto vetamos o no vetamos. Quiero señalar, sin embargo, que me he impuesto —no ahora a mi llegada— sino estando fuera de aquí: que hay síntomas que señalan la decisión de alzar el combate en contra nuestra. Parece que hubiera la voluntad de unir sectores antagónicos con un sólo propósito: oponerse al avance de las medidas económicas del Gobierno Popular. Fuí informado de una movilización campesina que llenó el Congreso y a esos trabajadores, se les ha dicho que nosotros los hemos engañado, que vamos a estatízar todo el campo. Se ha deformado lo que son y serán los centros reformados, es decir, la base de uno de los aspectos que tendrá el trabajo de la tierra ya que existirán las cooperativas y la pequeña y mediana propiedad agrícola. Me impuse de la importancia que tuvo la intervención del Ministro de Agricultura. Pero a pesar de esclarecer en el Congreso nuestro pensamiento, de haber creado los consejos nacionales campesinos se busca la manera de movilizar a los trabajadores del agro como una actitud del Gobierno. Nosotros cumpliremos cabalmente con la Reforma Agraria y con el respeto que le debemos al campesino a quien hemos hecho ciudadano auténtico. Si ahora, este año, hemos expropiado un millón cuatrocientas mil hectáreas, el próximo año no quedará un sólo latifundio en nuestra patria que no este entregado al trabajo del campesino. (Aplausos)

Me impuse de una comunicación de la Sociedad de Fomento Fabril, lamento que haya ocurrido en ausencia mía, porque ellos forman parte del Consejo Nacional de Desarrollo y sus planteamientos no pueden, no debieron —no pueden porque aquí hay libertad— no debieron hacerlo cuando precisamente en esa comunicación se plantean interrogantes sobre las dificultades hipotéticas en el Pacto Andino. Según ellos la economía socializada de Chile, podría ser una competencia para los países que hacen del comercio la expresión de una libre empresa. Lo he dicho, he comprendido la palabra de Chile que no utilizaremos ningún recurso que pueda tener ventaja para nosotros que somos lo suficientemente responsables para cumplir nuestros compromisos y que mantendremos una actitud que no merezca la más leve crítica, porque así hemos empeñado la palabra de Chile, y la palabra de Chile tiene un valor que respetan nuestros adversarios y nuestros amigos. (Aplausos).

Por eso al llegar aquí, una vez más desde las centenarias columnas de El Mercurio, se lanza editorialmente una critica contra el Gobierno y hay términos, juicios y frases que el pueblo, que no compra El Mercurio, debe oír. ¿Qué dice este diario? "El lema de las relaciones con todo el mundo está sirviendo de biombo, para que todo el mundo revolucionario se dé cita en esta democracia, que recibe inerme y tolerante a quienes no vienen como turistas ni como perseguidos sino cono escuadrones de concientización que se transforma en otras tantas celadas para nuestra débil estructura legal". ¡Falso y de falsedad absoluta! Ni la juventud ni el pueblo de Chile jamás ha dejado de pensar por su propia cuenta. ¡No somos colonos mentales de nadie! Aquí pueden venir hombres de todas las ideas, partidarios y contrarios de nosotros, pero el camino nuestro lo seguiremos por ser auténticamente chileno y producto del esfuerzo del pueblo. (Aplausos)

En lo único que estamos de acuerdo con ese editorial es en aquella frase que habla de nuestra débil estructura legal, y en realidad debe haber una débil estructura legal, cuando el propietario de El Mercurio, que debía estar en la cárcel por la estafa del Banco Edwards, está fuera de las fronteras de la Patria. (Aplausos). Y agrega: "este proceso es comparable a una inundación subterránea que día a día va haciendo más inestables los cimientos en que descansa un edificio de aparente solidez". Este edificio tiene la solidez que representa el pueblo, en su voluntad revolucionaria y consciente, este edificio tiene la solidez de la lealtad inconmovible de las Fuerzas Armadas y Carabineros, este edificio tiene la solidez de la historia de la Patria en su alma de ser revolucionario y en la decisión de construir mañana una Patria más grande y generosa para todos los chilenos. (Aplausos)
Y dice más adelante: "contra las realidades de un programa económico que se persigue con audacia, pero con resultados que al conocerse en toda su profundidad, van a causar rápido descrédito de sus conductores, y que ya están provocando manifestaciones de cansancio y de angustia, en grandes conglomerados campesinos e industriales..... el empeño de encubrir el verdadero valor de nuestro Escudo, que hoy no guarda relación con el Mercado Monetario Internacional, que está siendo el negocio de los extranjeros en perjuicio de los nacionales..." Aquí está la respuesta del Pueblo, aquí están ustedes, ayer estuvo Arica, Iquique esta mañana, hoy Santiago, y a lo largo de Chile espontáneamente se reúne el Pueblo, porque el Pueblo ha elevado su conciencia política, porque sabe que tenemos dificultades, porque la herencia pesada de ayer, la dependencia de siglos no se rompe en un día, porque además hemos sufrido la violencia de la naturaleza, la nieve, la lluvia, el viento; porque los terremotos, y la erupción volcánica han destruído gran parte de nuestra infraestructura; porque al hacer la redistribución de los ingresos, hemos dado más poder de compra y la respuesta no ha sido, suficientemente, acelerada en los sectores industriales; pero aquí están ustedes sabiendo que si habrá más dificultades, juntos las vamos a vencer, porque ustedes saben que es distinto trabajar para una casta parasitaria, que trabajar para Chile y para su Pueblo. (Aplausos)

Y agrega: "el Socialismo en vez de corregir las injusticias, está provocando otras mayores; en vez de provocar la abundancia, esta creando la escasez; eso no es un resultado de la vida chilena ya que la experiencia universal enseña que el Marxismo-Leninismo hace pagar a los pueblos un alto costo en sacrificios sociales". En primer lugar, que sepan: nosotros no engañamos a nadie, el Socialismo no se impone por decreto, es un proceso económico y social en marcha y, además, hemos hablado que estamos abriendo el camino al Socialismo.
Por eso, hemos dicho: el Area Social de la Economía, el Area Mixta, el Area Privada, en Chile hay 35 mil industrias o empresas y nosotros hemos pensado en nacionalizar, quizás, 100 o 120 empresas, pero ¡Caramba!, a ellos les duele porque representa los intereses de una clase. Pero el Pueblo lo debe saber porque lo ha vivido; el Carbón es nuestro, el Salitre es nuestro, el Hierro es nuestro, el Acero es nuestro, el Cobre es nuestro, hemos avanzado en la Reforma Agraria, hemos estatizado los Bancos, controlamos el comercio de importación y de exportación, ¡hemos cumplido con el Programa de la Unidad Popular! (Ovación)

Hemos nacionalizado industrias monopólicas y hemos hecho cambiar la mentalidad y el espíritu de tantos y tantos chilenos. Huelga en el carbón duró cuatro horas y vinieron los compañeros a hablar conmigo y a reconocer su error. Huelga en el cobre: duró 11 días. Los dirigentes sindicales defendieron los intereses de sus compañeros honesta y lealmente. Les propusieron un acuerdo: lo aceptaron; las asambleas lo rechazaron. Vinieron de nuevo a Santiago hablaron conmigo y les dije: ni un décimo de centavo más, ¡ni un décimo de centavo más! Vuelvan con este recado. Regresaron a El Salvador, no necesitaron decírselo duramente a sus compañeros; habían sido las mujeres del pueblo las que han sabido de las ollas comunes, fueron las mujeres del cobre las que les dijeron a sus compañeros: "esta huelga es injusta, la empresa ahora es nuestra están representados por un Directorio, no insistan" y les advirtieron: "no habrá olla común y, por último, no vamos a cocinar para ustedes si no vuelven al trabajo" (Aplausos ).

Por eso, después de leer este editorial que resume toda la posición de una clase desplazada, herida en sus intereses que se revuelve como bestia arponeada; después de leer este editorial llegó a mis manos, en Iquique, este sencillo documento: "Trabajadores de la Oficina Victoria. Compañero Presidente: los trabajadores de Oficina Victoria le dicen a Ud. que cuenta con nuestro apoyo, que no puede ser otro el producto de nuestro esfuerzo personal, cuya manifestación puede observarse en el trabajo voluntario que realizamos en esta industria que para vuestra satisfacción exponemos:
1°) Construcción de una doble vía en el Departamento de Minas para acelerar el transporte del caliche. 2°) Recuperación de un compresor de aire fuera de uso. 3°) Construcción de un carro calichero de 30 toneladas. 4°) Mejoramiento del local del garage. 5°) Recolección de dinero en Carretera Panamericana y un día de remuneración de los trabajadores en favor los damnificados por el terremoto. 6°) Recolección de ropas y víveres en ayuda del damnificado por el temporal. 7°) Compromiso de honor del gremio de perforistas de aportar un día de sueldo durante 6 meses para adquisición de repuestos o maquinarias que sea indispensable en el departamento".

¡Ahí tienen la respuesta, ahí está la respuesta de las trabajadores para los plumarios, los mercuriales, los torvos y torcidos que quieren y pretenden negar la realidad de la limpia revolución de ustedes, compañeros! (Aplausos).

Por eso no me inquieta (pero lo observo como un síntoma), la tentativa de organizar el 15 de septiembre, el Día de la Dignidad de los Trabajadores. ¿Quiénes van a patrocinar el Día de los Trabajadores? ¿Cuándo han estado en el Gobierno los trabajadores? Solo ahora. ¿Cuándo ha habido cuatro Ministros obreros? ¿Cuándo ha habido compromisos como los nuestros entre la CUT y el Gobierno? ¿Cuándo ha habido dirigentes obreros en los directorios? ¿Cuándo ha habido Comité de fábrica? ¿Cuándo las Cajas de Previsión han tenido auténticos representantes de sus imponentes? ¡Y van a hacer el Día de la Dignidad de los Trabajadores! ¡Cuidado, el color de la sangre no se olvida, los que lo supieron en Ranquil, en La Coruña, en San Gregorio, en la Población José María Caro, en Puerto Montt y en El Salvador, no pueden hablar ni de la dignidad de los trabajadores, ni hablar a nombre de los trabajadores!(Aplausos).

Por eso también quiero decir que es un vano intento el de pretender separar al Presidente, al compañero Presidente del resto de sus colaboradores.

El Gobierno es un todo, monolítico, y aquí hay un responsable; lo he dicho, ese soy yo, y yo respondo ante la Constitución y ante el pueblo, ante ustedes que son la expresión de la voluntad mayoritaria del país; ¡qué no disparen a mansalva, pretendiendo apoyarse en mi, en contra de mis Ministros o en contra de los funcionarios del Gobierno Popular. Que se saquen la careta, que disparen en contra mía, que yo les voy a contestar con la Ley y con la firmeza de la unidad del pueblo!(Aplausos).
Y ahora compañeros, antes de finalizar mi discurso, una noticia grata: esta mañana pasé por Iquique; no fui a llevarles el estímulo a los chilenos que competían en la Caza Submarina, Campeonato Internacional. Pero quería ver las construcciones que se habían hecho para este evento; quise saludar a las delegaciones extranjeras; tuve el agrado de recibir un obsequio de los representantes de Francia que estaban allí, y el hacerme su obsequio, públicamente, hablaron de la Unidad Popular. Pero compañeros, he aquí la noticia: Chile, Campeón Mundial de pesca submarina (Ovación)

¿Pero no nos entusiasmemos! Y aquí salgo de mi discurso para hacer una incursión breve por un terreno que me interesa. También se mide el resultado de las revoluciones por los resultados obtenidos en los eventos deportivos. La revolución cambia la vida del pueblo, lo eleva en sus niveles materiales, le abre campos espirituales y culturales; le arrebata la juventud a la contaminación del vicio y la frustración, y hace del deporte una gran tarea nacional. Pero para hacer deporte hay que pensar que el niño debe primero alimentase —y el joven también—, que hay que tener canchas, control, técnica, maestros; todo Chile debe pensar que si es importante ver jugar en el Estadio a 22 oponentes en un campeonato de Fútbol, es más importante que esos 70.000 espectadores hagan gimnasia o practiquen algún deporte. Y a propósito de esto del campeonato de Fútbol: la última vez que fuí a un partido, no anunciaron mi llegada ni se cantó la Canción Nacional. Pero de las tribunas que quedan a la espalda de la tribuna Presidencial, donde están las entradas caras, donde van los que ayer eran banqueros, o latifundistas, o monopolistas, salieron unos cuantos silbidos y un diarito que aunque es de circulación familiar es bastante venenoso, dijo que me habían pifiado estruendosamente en el Estadio. Voy a ir al Estadio; y si acaso me pifian los de las tribunas que cuestan caro, !voy a atravesar la cancha y me voy a sentar en las tribunas populares, para que vean cómo el pueblo me quiere y me respeta! (Aplausos).
Finalmente, compañeros, gracias. El recuerdo de ustedes hizo que cumpliéramos. Civiles, Militares y Carabineros, funcionarios de Investigaciones y periodistas junto al compañero Presidente, toda la Delegación de Chile habló en nombre de la Patria, mirando la Patria Común de Latinoamérica. El recuerdo de ustedes fortaleció mi espíritu, y si tuve alguna vez elocuencia, se debió a que ustedes me enseñaron a hablarle al pueblo en el lenguaje de la lealtad y la verdad. Vuelto a la tierra que compartirnos, estando junto a ustedes, siento el calor humano, la expresión de la decisión combatiente de las masas chilenas. Y esta presencia en esta tarde fría, la fe que tenemos en la fuerza común; es la respuesta de ustedes al cariño de los pueblos y los Gobiernos; es la respuesta de ustedes al homenaje que nosotros recibiéramos, porque somos auténticos voceros de la Revolución Chilena, y de la esperanzada Revolución Continental.

Gracias compañeras que traen desde las poblaciones marginales la tibieza y el cariño de la mujer de la Patria. Gracias campesinos y obreros y estudiantes, gracias compatriotas. ¡Adelante, vencimos ayer y venceremos mañana! (OVACION)




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TRANSCRIPCION OIR/cmd. ccv. mah.