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Himno Nacional Mexicano
Autor:
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Letra: |
Francisco González Bocanegra
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Música: |
Jaime Nunó Roca
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Año: |
1853
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== Versión oficial ==
Coro
- Mexicanos, al grito de guerra
- El acero aprestad y el bridón,
- Y retiemble en sus centros la tierra
- Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas
- I
- Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
- de la paz el arcángel divino,
- que en el cielo tu eterno destino
- por el dedo de Dios se escribió.
- Mas si osare un extraño enemigo
- profanar con su planta tu suelo,
- piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
- un soldado en cada hijo te dio.
- II
- ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
- de la patria manchar los blasones!
- ¡guerra, guerra! los patrios pendones
- en las olas de sangre empapad.
- ¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
- los cañones horrísonos truenen
- y los ecos sonoros resuenen
- con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
- III
- Antes, Patria, que inermes tus hijos
- bajo el yugo su cuello dobleguen,
- tus campiñas con sangre se rieguen,
- sobre sangre se estampe su pie.
- Y tus templos, palacios y torres
- se derrumben con hórrido estruendo,
- y sus ruinas existan diciendo:
- de mil héroes la patria aquí fue.
- IV
- ¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
- exhalar en tus aras su aliento,
- si el clarín con su bélico acento
- los convoca a lidiar con valor.
- ¡Para ti las guirnaldas de oliva;
- ¡un recuerdo para ellos de gloria!
- ¡un laurel para ti de victoria;
- ¡un sepulcro para ellos de honor!
Versión original
Coro
- Mexicanos, al grito de guerra
- El acero aprestad y el bridón,
- Y retiemble en sus centros la tierra
- Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas
- I
- Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
- de la paz el arcángel divino,
- que en el cielo tu eterno destino
- por el dedo de Dios se escribió.
- Mas si osare un extraño enemigo
- profanar con su planta tu suelo,
- piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
- un soldado en cada hijo te dio.
- II
- En sangrientos combates los viste
- por tu amor palpitando sus senos,
- arrostrar la metralla serenos,
- y la muerte o la gloria buscar.
- Si el recuerdo de antiguas hazañas,
- de tus hijos inflama la mente,
- los laureles del triunfo, tu frente,
- volverán inmortales a ornar.
- III
- Como al golpe del rayo la encina
- se derrumba hasta el hondo torrente
- la discordia vencida, impotente,
- a los pies del arcángel cayó.
- Ya no más de tus hijos la sangre
- se derrame en contienda de hermanos;
- sólo encuentre el acero en sus manos
- quien tu nombre sagrado insultó.
- IV
- Del guerrero inmortal de Zempoala
- Te defiende la espada terrible,
- Y sostiene su brazo invencible
- tu sagrado pendón tricolor.
- Él será del feliz mexicano
- en la paz y en la guerra el caudillo,
- porque él supo sus armas de brillo
- circundar en los campos de honor.
- V
- ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
- de la patria manchar los blasones!
- ¡guerra, guerra! los patrios pendones
- en las olas de sangre empapad.
- ¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
- los cañones horrísonos truenen
- y los ecos sonoros resuenen
- con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
- VI
- Antes, Patria, que inermes tus hijos
- bajo el yugo su cuello dobleguen,
- tus campiñas con sangre se rieguen,
- sobre sangre se estampe su pie.
- Y tus templos, palacios y torres
- se derrumben con hórrido estruendo,
- y sus ruinas existan diciendo:
- de mil héroes la patria aquí fue.
- VII
- Si a la lid contra hueste enemiga
- nos convoca la tropa guerrera,
- de Iturbide la sacra bandera
- ¡Mexicanos! valientes seguid.
- Y a los fieros bridones les sirvan
- las vencidas enseñas de alfombra:
- los laureles del triunfo den sombra
- a la frente del bravo adalid.
- VIII
- Vuelva altivo a los patrios hogares
- el guerrero a contar su victoria,
- ostentando las palmas de gloria
- que supiera en la lid conquistar.
- Tornáranse sus lauros sangrientos
- en guirnaldas de mirtos y rosas,
- que el amor de las hijas y esposas
- también sabe a los bravos premiar.
- IX
- Y el que al golpe de ardiente metralla
- de la Patria en las aras sucumba
- obtendrá en recompensa una tumba
- donde brille de gloria la luz.
- Y de Iguala la enseña querida
- a su espada sangrienta enlazada,
- de laurel inmortal coronada,
- formará de su fosa la cruz.
- X
- ¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
- exhalar en tus aras su aliento,
- si el clarín con su bélico acento
- los convoca a lidiar con valor.
- ¡Para ti las guirnaldas de oliva;
- ¡un recuerdo para ellos de gloria!
- ¡un laurel para ti de victoria;
- ¡un sepulcro para ellos de honor!
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