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Por qué se rinden tántos? por qué tiemblan
y ceden el terreno?—Son cobardes!!—
almas pigmeas, ni su rastro quede!..
Cubrid de sal las ruinas de sus lares!

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De tu consuelo los rayos fúljidos
la frente bañen de otro mortal.
Yo, como Byron, sólo una lágrima,
ni áun eso mismo te pido yá.

Mis ilusiones huyeron trémulas,
como recuerdos vagos de ayer.
Todo ha pasado: sueño brevísimo,
pálida imájen de la niñez!

Por qué me sigues cuando el crepúsculo.
el mundo cubre de gasa azul?
cuando en la rama trinan los pájaros
y hasta es hermosa la ingratitud?

Ah! no te vengues con risa irónica
de mi incansable, loca ascension,—
vírjen ensueño y último límite
de mis afectos, de mi dolor!

Cuando la noche con mano próvida
borra las huellas de la ansiedad,
oh! ven entónces; ven y devuélveme
mis esperanzas, mi bienestar!—