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CVIII

«Por qué mentir, Maria? No te quiero.
Me abruma la fatiga de la vida:
sobre mi corazon, un mundo entero
pésa, agobiado el alma dolorida.
—No amas aún!!.... Mediaba el mes de enero;
há más de un año yá—y en despedida
tú me dijiste: «volvere! la ingrata
no me comprende, y el dolor me mata!»

CIX

«EI mal es siempre el mismo: no me quieres..
Ah! yo me moriré; sin tí no vivo!...»
Entre aquellas impúdicas mujeres,
de risa torpe y de mirar lascivo,—
salieron, cual dos ánjeles, dos seres
de rostro iluminado y pensativo:
ella abismada en el amor, que absorbe;
él sosteniendo bajo el cráneo el orbe.

CX

Es Lot que va escapando....A la Sodoma
del recuerdo no vuelve la cabeza,
porque el pasado se ajiganta y toma
para el dolor homérica grandeza.
Sobre él la vida su rencor desploma;
y á esa pasion, con que al vagar tropieza,
brinda—estátua de sal--su desventura,
cual la mujer de Lot en la escritura.