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Y DE LAS ULTIMAS DISCUSIONES DEL CUERPO LEGISLATIVO

Y ya que hemos hablado de esta ley, permítasenos una breve digresión sobre sus autores, á quienes se daba por aquel tiempo en Francia el nombre de doctrinarios. De tan varia y extraña manera ha sido esta calificación empleada, que hoy ya, aunque muchos la usan, pocos son los que conocen su significación verdadera. Llaman doctrinarios, tal cual vez, á todos cuantos no pertenecen á partidos extremos; de modo que en la calificación todos los constitucionales quedan comprendidos, ya sean conservadores ó progresistas. Otras veces solo á los conservadores llaman doctrinarios, sin embargo de que si tienen estos doctrinas propias, no dejan de tenerlas, también á su manera, los republicanos y absolutistas, cuyo mérito no puede consistir en deprimirlas, sino en respetarlas. Otras veces llaman asi á todos los partidarios en Francia de la monarquía de Julio, sin embargo de que M. Thiers, ó el Conde Mole, ó el Mariscal Soult, poquísimo tenían de doctrinarios. Alguna vez, con mayor acierto, aplican igual nombre á los que hacen gala de teorías, sean las que fueren, á los que se muestran con afectación rígidos en su observancia, ó á los que incurren en el abuso de inventar máximas sonoras, con el objeto de justificar sus propias y viciosas prácticas. Pero el mayor abuso de ese vocablo, consiste, según creemos, en haberle aplicado á los moderados españoles, resultando de esa aplicación tan arbitraria, la más cruel é injusta ironía, ó bien contra los doctrinarios verdaderos, ó bien contra los que así suelen ser llamados en nuestra patria.

De los de 1819, un escritor notable que algo más adelante militó bajo sus banderas, ha formado juicio exacto al decir eran tan liberales como quienes más en la izquierda, tan conservadores como quien más en el centro; que mejor que unos y otros comprendían las condiciones prácticas de la alianza del Trono legítimo con la libertad constitucional, pero que perdieron la razón que les asistía en el fondo, con sus vicios de forma por mostrarse sobrado altivos y desdeñosos. Posteriormente, el liberalismo moderno se mueve en más vastos espacios y no contento con abordar los más arduos problemas sociales y filosóficos, se aplica con particular fruto á resolver las cuestiones administrativas, económicas, coloniales y mercantiles. Pero en lo relativo á las materias constitucionales debatidas en aquel período, ningún paso adelante se ha dado en las prácticas políticas del continente, antes bien costará largo tiempo á los partidarios de la prensa recobrar el terreno perdido. Acerca