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LA VUELTA DE MARTIN FIERRO

mada á llenar un vacio que el poema debe respetar, y á corregir vicios y defectos de fraseología, que son tambien elementos de que se debe apoderar el arte para combatir y estirpar males morales mas fundamentales y trascendentes, examinándolos bajo e) punto de vista de una filosofia mas elevada y pura.

El progreso de la locucion no es la base del progreso social, y un libro que se propusiera tan elevados fines, deberia prescindir por completo de las delicadas formas de la cultura de la frase, subordinándose á las imperiosas exigencias de sus propósitos moralizadores, que serían en tal caso el éxito buscado.

Los personajes colocados en escena deberían hablar en su lenguaje peculiar y propio, con su originalidad, su gracia y sus defectos naturales, porque despojados de ese ropaje, lo serían igualmente de su carácter típico, que es lo único que los hace simpáticos, conservando la imitacion y la verosimilitud en el fondo y en la forma.

Entra tambien en esta parte la eleccion del prisma á traves del cual le es permitido á cada uno estudiar sus tiempos. Y aceptando esos defectos como un elemento, se idealiza tambien, se piensa, se inclina á los demás á que piensen igualmente, y se agrupan, se preparan y conservan pequeños monumentos de arte, para los que han de estudiarnos mañana y levantar el grande monumento de la historia de nuestra civilizacion.

El gaucho no conoce ni siquiera los elementos de su propio idioma, y seria una impropiedad cuando menos, y una falta de verdad muy censurable, que quien no ha abierto jamás un libro, siga las reglas de arte de Blair, Hermosilla ó la Academia.

El gaucho no aprende á cantar. Su único maestro es la espléndida naturaleza que en variados y majestuosos panoramas se estiende delante de sus ojos.

Canta porque hay en él cierto impulso moral, algo de métrico, de ritmico que domina en su organizacion, y que lo lleva hasta el estraordinario estremo de que, todos sus refranes, sus dichos agudos, sus proverbios comunes son espresados en dos versos octosílabos perfectamente medidos, acentuados con inflexible regularidad, llenos de armonía, de sentimiento y de profunda intencion.

Eso mismo hace muy difícil, sinó de todo punto imposible, distinguir y separar cuales son los pensamientos originales del autor, y cuales los que son recojidos de las fuentes populares.

No tengo noticia que exista ni qué haya existido una raza de hombre aproximados á la naturaleza, cuya sabiduría proverbial llene todas las condiciones ritmicas de nuestros proverbios gauchos.

Qué singular es, y qué digno de observacion, el oir á nuestros paisanos mas incultos, espresar en dos versos claros y sencillos, máximas y pensamientos morales que las naciones mas antiguas, la India y la Persia, conservaban como el tesoro inestimable de su sabiduría proverbial; que los griegos escuchaban con veneracion de boca de sus sábios mas profundos, de Sócrates, fundador de la moral, de Platon y de Aristóteles; que entre los latinos difundió gloriosamente el afamado Seneca; que los hombres del Norte les dieron lugar preferente en su robusta y enérgica literatura; que la civilizacion moderna repite por medio de sus moralistas mas esclarecidos, y que se hallan consagrados fundamentalmente en los códigos religiosos de todos los grandes reformadores de la humanidad.