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Página:Daany Beédxe.djvu/110

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arma para la Guerra Florida, para afinar "su fuerza de voluntad". La seguridad en sí mismos y la sobriedad de carácter, de estos guerreros han dejado su huella milenaria; estás frente a una piedra de poder. La templanza y solidez de tu espíritu te deben mantener en este lugar.

Esta piedra y tú fuerza de voluntad; serán lo único que tendrás, para enfrentar el aterrador misterio que te acechará en esta oscuridad. Todos tus demonios y todas tus debilidades se confabularan contra tuya. Si te desesperas y tratas de buscar la falsa salida, te perderás para siempre en este laberinto. Muchos de los cadáveres y esqueletos que viste en el camino, fueron de aquéllos, que no resistieron y trataron de regresar. Nadie conoce esta inmensa y misterios gruta, sólo El Señor y La Señora de la Muerte. Aquí existen miles de caminos, que ni nosotros, sus más fieles ciervos conocemos. No te muevas de aquí, quédate en ti mismo, no pierdas tú equilibrio. Recuerda que el lugar seguro es el centro. Dentro de diez días vendremos por ti y esperamos encontrarte vivo en este lugar".

Acto seguido, los cuatro hombres iniciaron el regreso entonando un himno que producía por el eco, muchas voces, que resonando se perdían entre las galerías.

Águila Nocturna primero observó detenidamente a la roca que se encontraba en el centro de la caverna, vio que estaba esculpida en forma rectangular, de aproximadamente un cuerpo y medio de largo por un medio cuerpo de ancho y un cuerpo de altura. Tenía labrado en sus cuatro costados, las mismas grecas que estaban en los templos del exterior. Lentamente recorrió con la mirada, la inmensa galería con más fascinación que asombro. De alguna manera esta gran oquedad en la roca, le recordaba la impresión que tuvo frente a "Las Grandes Aguas"; esa sensación de pequeñez e insignificancia frente a un todo, inconmensurable e indiferente. Poco a poco, la luz de la antorcha empezó a disminuir y Águila Nocturna, colocó el guaje con agua y la antorcha nueva, que no usó, en un costado de la piedra; se recostó y esperó a que los últimos chisporroteos de la antorcha lo dejaran totalmente a obscuras.

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