caminar algunos pasos doblaron a la izquierda, caminaron unos pasos y bajaron unos escalones, para después dar cuatro vueltas en forma circular y detenerse. —Abre los ojos, dijo el maestro. Águila Nocturna se encontraba en un patio cuadrado, completamente cerrado por cuatro edificios que estaban en los costados. En cada edificio, estaba una pequeña cámara con una puerta muy amplia. En el vértice de los cuatro ángulos del patio, estaban unas construcciones como pasillos, en donde tres de los cuales no conducían a ningún sitio, el cuarto, que estaba en el ángulo Sur Poniente, era la entrada. De modo que desde el centro del patio, no se veía entrada alguna ¿Qué sentimiento te evoca el lugar? preguntó el Maestro. Me siento en un lugar muy íntimo, me da la sensación de que estoy encerrado en mis adentros, se siente una atmósfera de hermetismo.
Las cuatro fachadas de los edificios estaban pintadas de la siguiente manera: la Oriente de color rojo, la Sur de azul, la Poniente de blanco y la Norte de negro. La decoración en principio era similar en las cuatro. Compuesta de un dintel encima de la entrada y dos murales pintados sobre las paredes.
En la fachada Norte estaban pintados dos colibríes de perfil, en dirección encontrada, sobre un fondo negro; en la parte central, sobre la puerta, se encontraba una extraña ave, que miraba de frente. En la fachada Oriente, sobre un fondo rojo estaban pintadas dos águilas, una en cada pared y sobre la puerta otra extraña ave, mirando de frente. En la fachada Sur, sobre fondo azul, estaban dos serpientes, una en cada muro y sobre la puerta, una inmensa cara de una extraña serpiente; finalmente, en la fachada Poniente sobre fondo blanco, dos jaguares y sobre la puerta, una cabeza de animal, que tenía la forma de jaguar, serpiente y águila al mismo tiempo.
Entonces le dijo el maestro:
—Águila Nocturna, el mapa del camino del guerrero está aquí planteado. Debes aprenderlo en tu corazón, porque el camino será largo y en ocasiones devastador.