Un guerrero lo que aprende en DAANY BEÉDXE es a no tener compasión en la vida, que no es ser cruel y despiadado, sino a perder la exaltada idea que tenemos de nosotros mismos. La fatídica importancia personal. Solo así se empieza a mover el punto de ensamble. El desafío del guerrero es llegar a intuir el punto de ensamble y además ¡moverlo a voluntad! Terminó diciendo el Maestro.
Águila Nocturna inició silencioso el camino de regreso a la Montaña Sagrada del Jaguar. Concentró la agudeza de la mirada y la mente, en los talones de su Maestro, que iba por delante en la vereda; y ensanchó el ángulo de su percepción a través de la mirada, que de esta manera se liberaba de las cadenas de los pensamientos. Así concentró su mente en un punto y empezó a percibir el todo que le rodeaba sin ideas. Percibía por el gusto de percibir, sin hacer juicios, ni interpretaciones que se ajustaran a él. Las montañas dejaban de ser montañas como tales, pero seguían estando ahí, más presentes, más vivas, más intensamente que antes, cuando solo eran tan solo montañas. En el trayecto, pasaron por la misma experiencia sensorial y no mental; los árboles, las rocas, el cielo y finalmente pudo llegarse a sentir, él mismo, como una carga energética. Cuando el ser humano y el mundo pasan a ser percibidos como cargas de energía, el mundo se derrumba literalmente y sin embargo, sigue estando ahí, inconmovible.
Para Águila Nocturna, la sensación de que DAANY BEÉDXE estaba totalmente ocupado por otros guerreros, iba en aumento. Desde el inicio, nunca se sintió solo. Sin embargo, ahora era una sensación de certidumbre, presentía que en cualquier momento empezaría a encontrar personas en las plazas y edificios de La Montaña del Jaguar.
Como era costumbre, Águila Nocturna recibió mentalmente el llamado de su Maestro, lo esperaba en el cuarto edificio del lado Oriental, a partir de la puerta Sur. Cuando estuvo frente al edifico su Maestro lo invitó a subir. Serpiente de Estrellas estaba en el interior de una habitación que coronaba al edificio.