—En el interior de esta cueva, tendrás que esperar la llegada del crepúsculo. Adentro encontrarás todo lo necesario para prepararte como guerrero inmaculado para la batalla que vas a librar, cuando sea el momento vendré por ti.
Águila Nocturna entró sin miedo a la obscura cueva, que en la entrada tenía una boca por donde cabía un hombre de pie, después de diez pasos, el ancho se estrechaba y tomaba una dirección ascendente. El muchacho tuvo que gatear para poder avanzar. Se dio cuenta que la cueva no era natural, era un túnel tallado en una inmensa roca maciza. Avanzó diez cuerpos y subió tres. El túnel desembocaba en una cámara tallada en la roca. La cámara era redonda y tenía un diámetro de cinco cuerpos, en la parte más elevada, alcanzaba una altura de tres cuerpos. En la parte superior, había un orificio como de una caña de maíz de ancho, que subía en forma vertical a través de una distancia de dos cuerpos, hasta la superficie de la inmensa roca. Por la abertura entraba la luz de una manera muy extraña, gracias al diseño de la talla, lo que iluminaba a la cámara de una manera muy especial. La piedra tenía un color naranja, con vetas blancas y rojas, que al contacto con la luz, producían una atmósfera confortable.
Después de un tiempo, las pupilas del guerrero se adaptaron por completo a la intensidad de la luz y pudo ver con detenimiento el interior de la cámara.
En principio lo que vio exactamente abajo del tiro de luz, fue una inmensa serpiente de cascabel, perfectamente tallada en la misma piedra. La serpiente estaba enrollada y en conjunto parecía una pirámide. En torno al perímetro de la cámara, estaba labrada en la misma roca una especie de banca circular, que solo se interrumpía en la entrada de la cámara, que tenía esculpido la cabeza de un jaguar, con las fauces abiertas aprovechando la profundidad del túnel. Sobre la banca circular estaban esculpidas, cuatro águilas en posición de ataque. La pared cóncava de la cámara, estaba completamente