Mira que nuestro Señor “Aquél por quien se vive” ve los corazones y ve todas las cosas secretas, por muy escondidas que estén. Y oye lo que revolvemos en nuestro corazón, cuando vivimos en este mundo; mira que sea pura y verdadera tu humildad y sin mezcla de ninguna soberbia; trata de que tu humildad delante de Dios sea pura, como una piedra preciosa muy fina; trata de que no muestres una cosa de fuera y tengas otra por dentro.
Sabe, hijo mío, que los Viejos Abuelos toltecas nos dejaron dicho que los niños son muy amados por “El invisible e impalpable”, muy apreciados por nuestro Señor que está en todas partes. Aprende pues amado hijo mío, apártate de los deleites carnales y de ninguna manera los desees, guárdate de todas las cosas sucias que manchan a los hombres, no solamente en las ánimas, sino también en los cuerpos, causando enfermedades y muertes, corporales y espirituales.
Nos dejaron dicho Los Viejos Abuelos, que en la niñez y en la juventud hace Dios mercedes y da dones; en este mismo tiempo señala a los que han de ser señores, reyes, gobernantes o capitanes; también en el tiempo de la niñez y en la adolescencia da nuestra divinidad sus riquezas y dones.
"Hijo mío, ya te he dicho muchas cosas que te son necesarias para tu educación y tu crianza fuera de la casa, para que vivas en el mundo como ser humano, para que sepas ser digno descendiente de nuestros nobles y sabios Abuelos toltecas; ahora tocará a ti ponerlas en práctica, ahora tendrás que ir a La Casa de los Jóvenes y a La Casa del Canto, tendrás maestros y guías, pero lo más importante es que estemos todos nosotros, tu familia y los Viejos Abuelos, dentro de tu corazón".
Águila nocturna quedó callado, parecía como si una a una todas las palabras vertidas por su amoroso padre, se fueran acomodando lentamente en su interior, hasta formar un sólido templo. Pasados unos momentos, el pequeño cachorro fue a abrazar a sus padres,