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cada uno de los miembros de esa sociedad. Pero en México la desigual repartición de la nueva riqueza pareció muchísimo más marcada, y por ello no se le halló otra explicación que el apetito insaciable de los ricos de hacerse cada día más ricos, a costa, por supuesto, de unos pobres que deberían ser tratados como hermanos.” (Daniel Cosío Villegas. 1973)
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