Parte Oficial del General del Ejército de a batalla de El Roble
Parte Oficial del General del Ejército a la Excelentísima Junta, comunicado a este Gobierno en Oficio de 25 del corriente". Informa sobre la batalla de El Roble y destaca la participación de Bernardo O'Higgins.
Excmo. Sr.:
Empeñada la Providencia en dar nuevas glorias al Ejército Restaurador, dispuso el movimiento que nace el 14 del corriente a efecto de amparar y proteger el tránsito del centro, según tuve el honor de impartir a V. E. en mi oficio N.° 18, de 12 del mismo. Para ello fue preciso reunirme con la división que en primera salida saqué de este punto, y a mi regreso quedó en Florida, no menos que con la del invicto Coronel O' Higgins, que en seguimiento y persecución del enemigo en la retirada que éste hizo de la Hacienda de Rere, ya se hallaba situado en el Cerro Negro y Campé en las alturas de las Lagunas de Avendaño, frente al bado del Roble. El 16 se trasladó el centro formando su situación como a tres leguas de distancia del punto en que me hallaba. Así situadas ambas divisiones sobrevino en la de mi mando que el día siguiente por un punto enteramente incógnito nos asaltó tan de improviso el enemigo en número corno de 1.200 combatientes a la misma hora en que se rompió la Diana, de calidad que sólo fue sentido aquí cuando se difundió en todo el campo la armonía infernal de las balas. Pero, S. Excmo., no alcanzó a distinguir, ni decidir con certeza si la intrepidez y denodado valor de 800 de nuestros soldados, con quienes en muy cortos momentos se incorporaron otros ciento, y más con su respectiva oficialidad brillante y esforzada se sintió primero que su extraordinaria amovilidad y prontitud en presentarse ya formados al frente del enemigo. La acción ha sido de las más terribles y de un fuego el más vivo y tenaz de artillería y fusil de una y otra parte que no tuvo intermisión en el espacio de tres horas y media. Con esta pequeña fuerza, que era la única que pudo y debió reunirse por estar empleada la restante en guerrillas, y otros puntos, quedó por nuestro el campo de batalla, dejando el enemigo a la vista ochenta hombres muertos, incluso cuatro de sus oficiales, y 17 prisioneros, sin contar con otros muchos que perecieron en algunos bosques y quebradas en donde sucesivamente se fueron encontrando: abandonó también todas sus municiones, ciento treinta y tantos fusiles, dos piezas de artillería de a cuatro, a más de la que se les reventó en medio del fuego activo que se hizo, y otra que se dice haber perdido en el precipitado tránsito del río, en el cual se ahogaron igualmente algunos de sus soldados con un oficial apellidado Vargas, y otros arrojaron sus fusiles al agua a impulso del terror y consternación inexplicable, que infundió en sus ánimos la sangrienta, vigorosa y heroica defensa de nuestras tropas, que le siguieron hasta las mismas riberas del Itata.
De nuestra parte murieron veinte, y fueron heridos muy levemente, el benemérito, el intrépido, el digno Coronel O'Higgins, y el valiente Capitán de la Gran Guardia Nacional, y Comandante interino de la gral. D. Diego Benavente: de alguna gravedad el Capitán de Milicias D. Martín Prats, y el Alférez agregado ala Guardia Nacional D. Alfonso Benítez; y puramente contuso el Capitán de Artillería D. Juan Morla, cuya bizarría se ha acreditado en todas las acciones en que ha tenido parte este oficial. Soria, Señor Excmo., un proceder infinito si hubiese de ceñirme a individualizar todos y cada uno de los hechos que han distinguido la gallardía y brillantez del mérito de todos los jefes, oficiales, y tropa de nuestra división. Por ahora me es imposible dar a V. E. este rato de satisfacción y el mayor placer por hallarme un poco indispuesto: lo reservo sí para el parte general en que especificaré a V. B. el todo de las acciones con que se han distinguido el valor y esfuerzo de dichos oficiales y soldados. Sin embargo, no puedo dejar en silencio el justo elogio quo tan dignamente se merece el citado O'Higgins, a quien debe contar V. E. por el primer soldado capaz en sí sólo de reconcentrar y unir heroicamente el mérito de las glorias y triunfos del Estado Chileno. Por ultimo, el centro de nuestro ejército ya se halla situado y ventajosamente atrincherado en Buyuquín; pero sucede, Sr. Excmo. que con diferencia de un cuarto de hora y por la distancia de tres leguas de nuestro campamento, no tuvieron parte en el día de gloria que acabo de comunicar a V. E., doscientos de nuestros intrépidos Granaderos, que marcharon de dicho centro en socorro de la división que se estaba batiendo con el enemigo en virtud del aviso que a este efecto inmediatamente se comunicó, para que hubiésemos enteramente acabado y talvez concluido la campaña con la total ruina de este pirata.