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LA VENIDA DEL MESIAS

tencia, ó doctrina de los Milenarios buenos y santos era diversísima de la sentencia de los herejes, ó tal vez para probar todo lo contrario, traslada un pasaje entero y bien largo de Lactancio Firmiano, el cual concluido, confiesa ingenuamente, que aquella doctrina es muy diferente de la de Cerinto y sus secuaces, que todo lo reprueba. Y ¿con qué razones? No lo creyera, si no lo viera por mis ojos. Con las mismas y únicas razones con que se impugnan los herejes. Señal manifiesta de que no hay otras armas. Ved aquí sus palabras: hasta aquí la sentencia de Lactancio y otros, la que aunque diversa del dogma de Cerinto, contiene con todo error ageno de la doctrina evangélica que enseña: que después de la resurrección no ha de haber coito alguno de marido y muger: ningún uso de manjar y bebida, y finalmente ningún deleite de vida carnal. Pues dice el Señor: En la resurreccion, ni se casarán, ni serán dados en casamiento. Y segun la sentencia de S. Pablo, el reino de Dios no es comida ni bebida[1]. ¿No hay mas impugnacion que esta de la doctrina de Lactancio, ni de algun otro de aquellos que ya hemos mencionado[2]? No, amigo; no hay mas, porque aquí se concluye el punto.

89. Sin duda os parecerá cosa increible que un autor de juicio, acabando no solo de leer, sino de copiar un testo entero, en que se contiene la doctrina, no solo de Lactancio, sino también de otros que mencionarémos, no halle otra cosa que oponer á esta doctrina, sino los dos testos de S. Pablo, y del evangelio, como si esto destruyese aquella doctrina, ó hablasen contra ella. Una de dos: ó Lactancio dice, que entre los santos resucitados habrá estos casamien-

  1. Hactenus Lactantii, et aliorum sententia, quae licet à Cerinthi dogmate sit diversa, errorem tamen continet alienum ab evangelica doctrina, quae docet, nullum post resurrectionem forè maris, ac feminae coitum; nullum cibi, potusque usum, nullum denique carnalis vitae oblectamentum, dicente Domino: in resurrectione, neque nubent, neque nubentur, et juxta Pauli vocem, regnum Domini non est cibus, et potus.— Six. Sen.
  2. Et aliorum quos commemoravimus.