POLÍTICA DOMÉSTICA 25
Vereis más tarde, cuando los años y los achaques la hayan debilitado, en qué atmósfera de respeto, gra- titud y cariño vivirá, con qué fervoroso celo la rodeará su prole para devolverle, con delicadeza su- ma, solicitud por solicitud, servicios por servicios, amor por amor.
Cuando esa joven madre se ve obligada, por cier- tas exigencias sociales, á concurrir en las reuniones que frecuentais, observad qué decencia, qué senci- llez de buen gusto en su compostura; y sin embargo ¿no está ricamente adornada de virtudes, y de discre- ción también, para no arruinar su casa?
Dos órdenes de admiradores y dos especies de homenajes hay en esas reuniones distinguidas y ele- gantes: en un lado la juventud brillante y los cum- plimientos empalagosos; en el otro lado los hombres formales, las mujeres sensatas y los elogios mereci- dos; los primeros son para vosotras, los segundos para ella.
Al volver a su casa y al verse en medio de sus ni- ños, de quienes no se habrá alejado sino á pesar su- yo, recupera su tranquilidad completa. En efecto, entonces percibe mejor el contraste tan positivo de las distracciones que sólo tienen por objeto abreviar el tiempo, y de las ocupaciones útiles que jamás per- miten encontrarlo suficiente.
Al regresar vosotras á vuestro perfumado y solita-
