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294 POLÍTICA DOMÉSTICA

robado, de un tuerto ó de un cojo, y cuanto más notable es el defecto físico, más fácilmente lo consideran como desgracia; pero una nariz dema- siado larga, ó cualquier otra desproporción seme- jante áesa, no les ofrece motivo bastante para abs- tenerse de expresar sus observaciones. Bien es menester hallar medio de que adquieran discreción; pero antes de que puedan fundarla en algún sen- timiento de bondad, tienen que perder mucho de su áspera ingenuidad.

Otro tanto sucede respecto á cosas más impor- tantes que el niño no conoce sino en sus relaciones con personas inferiores. Desde muy temprano sa- brá evitar que un sirviente sea reprendido, y aun ahorrarle el disgusto de que se le encuentre en una falta; será fácilmente sensible al ¡acer de hacerle un regalo útil, ó de alcanzarle un favor; pero estas cosas no son más que alegrías de la bondad; nece- sario es que experimente también los sacrificios, y sólo podrá conocerlos en las relaciones fraternales; en ellas tendrá que respetar intereses muy conoci- dos y siempre en concurrencia con los suyos; en ellas encontrará ocasión de sacrificar, por bondad, deseos que podría satisfacer, y de soportar, por la misma razón, contrariedades de que podría librar- se. Cuando un niño llora, su hermano sabe por qué y comprende desde luego el sentimiento que ta-