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XVII
 

territorio de Chile. Es indudable para el espectador imparcial, que hai algo de exajerado i febril en esta pretension, que debe tener su oríjen en la condicion mental a que aludimos.

Felizmente el protocolo de 1893 ha anulado espresamente este fantasma. Sin embargo, aun ahora, se nos sigue disputando palmo a palmo las vertientes occidentales de la Cordillera del Sur, construyendo cordilleras de cimas, cuya sombra se refleja en las aguas del Pacífico. Es evidente que nuestros vecinos no se han desprendido todavia de la ilusion, que aquella tendencia psicolójica, tan profundamente arraigada en el alma del hombre, ha creado en su espíritu. Esta tenacidad de conviccion es la misma que fascinaba en los siglos pasados a los creyentes en los Césares i el Dorado.

Mientras las leyendas fantásticas del tiempo del coloniaje producian el efecto de seducir a muchos aventureros a lanzarse a espediciones llenas de privaciones inauditas i de resultados constantemente falaces, la nueva forma de que se ha revestido el fantasma en nuestro tiempo tiene consecuencias mucho mas perniciosas aun, amenazando envolver en una guerra fratricida a las dos naciones colindantes.

Nos hallamos actualmente en un periodo en que prevalece una saludable corriente de paz, debida a la elevada mision del Ilustrisimo señor Arzobispo don Mariano Casanova i a los esfuerzos de la diplomacia. Con todo la paz no está aun bien afianzada, miéntras los dos gobiernos se crean obligados a aumentar sus armamentos en vista de la mútua desconfianza. Es siempre urjente trabajar para alejar definitivamente la guerra.

Todo el mundo está unánime en condenarla i son demasiado conocidos sus electos desastrosos; no hai necesidad pues de insistir en su apreciacion. Solo observamos, que las condiciones especiales de las repúblicas hispano-americanas harian la guerra doblemente fatal para ellas. Es preciso acordarse que son naciones jóvenes de escasa poblacion diseminada sobre vastos territorios dotados de inmensas riquezas naturales. Una guerra entre Chile i la Arjentina seria especialmente funesta para ambos paises por la igualdad de las fuerzas i del temple de sus habitantes; la lucha seria larga i encarnizada, de modo que los dos pueblos quedarian estenuados i diezmados. La debilidad