La carta estaba firmada por Don Leandro Galván y decía:
"Estimado y joven amigo:
"No dudo de la sorpresa que le causarán estas "líneas. Tal vez le resulten un tanto bruscas pero, a la verdad, no tenía a mano ningún modo de 66 comunicarme con Vd.
66 "Su padre, Fabio Cáceres, ha muerto y deja..." Vi muchas cosas de golpe: Mis paseos, mis petizos, mis tías... ¡eran en verdad mis tías! Miré alrededor, Pedro y mi padrino se habían alejado.
La tropa también. Un extraño sentimiento de soledad me apretaba el alma, como si hubiera querido limitarla a algo chico, demasiado chico. Me bajé del caballo y, contra el alambrado del callejón, seguí leyendo:
66 "Su padre, Fabio Cáceres, ha muerto y deja en mis manos la difícil e ingrata tarea de llevar a "cabo lo que él siempre pensó..." ...soy, pues, su tutor hasSaltié unas líneas: ".
"ta mayoría de edad..." Volví a montar a caballo. El campo, todo me parecía distinto. Miraba desde adentro de otro individuo. Un extraño tropel de sentimientos, en mí intactos, se me arremolineaban en la cabeza: ternura, tristeza. Y de pronto, una ira ciega