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III.

Habian pasado algunos dias sin que se tuviese noticia alguna de él, cuando la desconsolada Anita cansada de esperar se decidió á escribirle quejándose de su conducta y diciéndole que apresurase cuanto pudiese su vuelta, porque le era muy penoso acostumbrarse á no verle.

Como no existia en Cádiz la persona á quien aquella carta iba dirigida, no solo no obtuvo contestacion, sino que no fué leida por nadie.

Imposible seria espresar el sentimiento de Anita, que creia un sueño cuanto le sucedia; pues cuando una muger se halla en iguales circunstancias y está verdaderamente apasionada, tarde pierde la esperanza, porque es para ella casi un imposible el ser olvidada ó no amada de la persona por quien haria hasta el sacrificio de su vida.

Esto la obligó á escribir, á pesar de la prohibicion de sus padres, otras tres cartas, que probablemente fueron quemadas con la primera despues de haber permanecido un año en las oficinas de Correos.

Aunque la ausencia y el desengaño no fueron bastante para desimpresionarla del todo de su pasion, viendo que habían pasado diez meses sin saber de D. Luis y creyendo que no volveria á verle, consintió, únicamente por dar gus-