Página:El Cardenal Cisneros (11).djvu/6

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nuevas codicias sin saciar ninguna de las antiguas, y dando armas á los Nobles para que le pudieran combatir el dia de mañana. Sobre este punto representaba Cisneros á la corte de Flándes con gran severidad y con gran elocuencia, hablando como patriota y como hombre de Estado: «Tanbien direys á su majestad —escribía á su agente en Flándes— que he sabido que manda librar muchas quantias de maravedis á muchas personas y grandes destos rreynos, que mire en esto su alteza lo que haze y que no se fie de grande ninguno, porque ninguno dellos tiene ojo syno como sacará algo á su majestad, y que no es otro su fin ni su yntencion, y poner en necesidad á su alteza en todo lo que pudieren; y que librando su alteza tales quantias de maravedis á grandes, que tenga por cierto que da dinero para contra su servicio y que dá fuerza para contra sy, y allende deste ynconveniente, ya le he hecho saber la necesidad que estos rreynos tienen; por eso que deue tener la mano en estas libranças y cosas semejántes hasta ser en estos sus rreynos, y que esto es cosa muy necesaria; y que sy da á vnos es obligado á dar á todos, y por esto que es mejor cerrar la puerta, como tengo dicho, y que desta manera estarán mas contentos, y proueer lo que conuiene á su hacienda y á su seruicio [1]

¡Cuántos Reyes y hasta cuántos Ministros han procedido después en nuestra pátria como D. Cárlos, prodigando gracias y otorgando mercedes que no han satisfecho á los mismos agraciados y que han servido tan sólo para desarrollar ambiciones infinitas é injustificadas, innumerables y torpísimas concupiscencias en la Administracion, en la política, en el ejército, que matan los grandes y nobles estímulos, que envilecen todas las posiciones, y que dejan dentro de la Administracion, dentro de la política, dentro del ejército, un gérmen de disolución, una levadura de muerte, un semillero de rebeldías sin justificación y sin títulos!

Estas prodigalidades de D. Cárlos con algunos Grandes de España eran, sin embargo, poca cosa comparadas con la insaciable avaricia de los Consejeros flamencos, contra la que tan alto hablan todas las crónicas de aquellos tiempos. Así es que apuraban constantemente al Cardenal pidiéndole dinero, ya para las tropas alistadas, ya para sostener la alta posicion del Soberano, ya para atender á los preparativos del viaje. Cisneros escribia un dia y otro

  1. Carta LXXXI de la Colección mencionada.