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Página:El Cardenal Cisneros (11).djvu/9

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soldados, que ya se creyeron dueños de la ciudad cuando vieron franqueadas sus puertas y penetraron por ellas sin miedo ó sin atencion á las asechanzas y ardides de Barba-Roja, se encontró con que sus tropas eran vigorosamente rechazadas y batidas. Recibió Cisneros la infausta noticia, cuando departía con unos amigos sobre materias teológicas, y afectando gran serenidad, cuando en realidad tenía su espíritu muy afectado, sólo interrumpió la conversación para decir estas palabras: Ahora me avisan que nuestro ejército ha sido derrotado en África; España no ha perdido mucho, porque se ha purgado de un gran número de gente perdida y ociosa. Después, al tener Cisneros noticia exacta de lo que había pasado, encargó á sus agentes de Flándes dijeran al Rey que: Lo de Argel fué mucho ménos de lo que quisieron decir, porque presos y muertos no pasan de mill personas y y aquello cabsó la codicia desordenada de la infantería, porque, por atajarlos que no se les fuesen, se dividieron en cuatro partes, lo qual fué cabsa del daño que rrecibieron, que, si se ordenaran y fueran juntos, fácilmente hicieran lo que quisieran. Por cierto que, completando la explicación de esta derrota, hacia una crítica dura del sistema de leva y enganches para formar los ejércitos, sistema que sólo conduce á llenar los cuadros de los batallones con fugitivos y malhechores, con gente vagabunda y perdida, los cuales, valiéndonos de palabras del mismo Cisneros, por doquiera que van hacen mil robos á los pueblos, por lo que el Rey Católico, que tenía mucha experiencia de estos grandes daños é inconvenientes, habia resuelto seguir otro sistema para el reclutamiento del ejército, igual ó parecido al puesto en planta por Cisneros.

Pero la cuestión grave de nuestras relaciones exteriores en aquella época estaba en Francia. Allí se hacían la ilusión de que, por medio de los favoritos franceses que rodeaban al Rey D. Cárlos, conseguirían ganar la Navarra para su favorito de Albret y sustituir con la suya la dominación española de Sicilia y Nápoles. Dejamos dicho cómo frustró sus intentos Cisneros, ganándoles la mano, y derrotando por completo en las quebradas de los Pirineos á los Navarros descontentos y á los Franceses que les auxiliaban. En cuanto á Nápoles y Sicilia, sí Cisneros aumentaba y reforzaba nuestras escuadras, era con esta mira principalmente, y el ejército que Diego de Vera llevó á Argel, tenía orden de dirigirse á Italia, concluida con fortuna aquella diversión. El mantenimiento de Nápoles y Sicilia quitaba el sueño á nuestro Cardenal,