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Yo obedezco, con este soneto que escribí a la gran máscara del Rey nuestro señor, que se celebró en el Prado alto, junto al Buen Retiro, tan grande anfiteatro, que borró la memoria de los antiguas griegos y romanos.

Callaron todos, y dijo en alta voz, con acción bizarra y airoso ademán, desta suerte:

Soneto Aquel que, más allá de hombre, vestido de sus propios augustos esplendores, al sol por virrey tlene, y en mayores climas su nombre estrecha esclarecido; aquel que, sobre un céfiro nacido, entre los ciudadanos moradorea del Betis, a quien más que pació florea plumas para ser pájaro ha bebido; aquel que a la luz y a tormos desafía, en la mayor palestra que vió el suelo, cuanta le ve estrellada monarquía, es, a pesar del bárbaro desvelo, Filipo el Grande, que, árbitro del día, esté partiendo imperios con el Cielo; aplaudiéndolo toda la Academia con vítores y un dilatado estruendo festivo; y apercibiéndose el Cojuelo para otro, destosiéndose como es costumbre en los hombres, siendo él espíritu, dijo deste modo:

À UN SASTRE TAN CABALLERO, QUE NO QUERIA CORTAR LOS VESTIDOS DE SUS AMIGOS, REMITIENDOLOS A SU MASEBARRILETE (1).

Soneto Pánfilo, ya que los eternos dioses, por el secreto fin de su juicio, no te han hecho tribuno ni patricio, con que a la dignidad del César oses.

(1) Primer oficial?