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XXXVI.

Conclusion, moraleja y epílogo.

Piaban los pajarillos saludando el alba, cuando el tio Lúcas y la señá Frasquita salian de la ciudad con direccion á su molino.

Los esposos iban á pić, y delante de ellos caminaban apareadas las dos burras..

—El domingo tienes que ir á confesarle decia la molinera á su marido;—pues necesitas limpiarte de todos los malos juicios y criminales propósitos de esta noche.

—Has pensado muy bien—contestó el molinero. Pero tú, entre tanto, vas á hacerme otro favor, y es dar á los pobres los