tienes en la cabeza! Pero, ¡calla! ¿Qué es lo que veo? El señor corregidor viene por allí completamente solo... ¡Y tan tempranito!... Ese trac plan.
—Pues aguántate, y no le digas que estoy subido en la parra. Ese viene á declararsc á solas contigo, creyendo pillarme durmiendo la siesta. Quiero divertirme oyendo su explicacion.
Así dijo el tio Lúcas, alargándole la cesta á su mujer.
—No está mal pensado,—exclamó ella, lanzando nuevas carcajadas.—¡El demonio del madrileño! ¿Qué se habrá creido que es un corregidor para mí? Poro aquí llega...
Por cierto que Garduña, que lo seguia á alguna distancia, se ha sentado en la ramblilla á la sombra... ¡Qué majadería! Ocúltate tú bien entre los pámpanos, que nos vamos á reir más de lo que te figuras.
Y dicho esto, la hermosa navarra rompió á cantar una copla de fandango, que ya le era tan familiar como las canciones de su tierra.