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él citas sospechosas y ocultas en las que le cuenta sus negocios y le hace sus confidencias...

—Todo eso es falso; para una vez que le he encontrado de noche y por casualidad...

—El fué, sin embargo, el que dijo á usted que Reteuil estaba vendido...

—Sí, él fué.

En este momento, Berta, al oir el nombre de Jacobo y de Reteuil, volvió la cabeza y escuchó con los ojos dilatados y tratando de comprender.

Hilario dijo triunfante: —Confiesa usted que lo sabía?... Y nos lo ha ocultado, sabiendo cuánto deseábamos esa tierra...

—El negocio estaba concluido.

—Es usted quien lo dice.

—Porque es verdad.

—No lo creo.

—Como usted quiera.

El guarda se cruzó de brazos y se apoyó en la pared golpeando el suelo con su ancho pie. Hilario volvió á la carga.

—Es una traición. Reteuil vendido, pasa á manos extrañas...

Pero su frase fué cortada por un grito terrible. Berta se había levantado é iba hacia él con ojos locos y un aspecto horroroso.

—¿Qué es lo que dices? Reteuil vendido?

Humillado al ver que le tuteaba é impacientado por el incidente, Hilario rechazó á aquella bruja y le gritó en su cara: —Sí, sí, Reteuil está vendido y Jacobo arruinado, sin un centavo... Va á dejar el país y á dejarnos en paz, de paso. ¿No lo sabía usted? ¿Su marido no le cuenta sus asuntos? Háce mal, porque sería usted de buen consejo...