están, generalmente, mediadas por maquinarias: Manejando untractor de su propiedad el patrón se encarga de prepararla tierra para el cultivo (eliminar los restos de cultivos anteriores, dar vuelta la tierra, esparcir el fertilizante, formar los surcos). Usando otros vehículos realiza las actividades de comercialización y gestión. Para los empleados -medieros y 960095 e" Qeneïal‘ 9' CUB-VPO 95 9| principal instrumento que, sin protección alguna, se expone a las marcas que la dominación y la explotación inscriben en él. El trabajador rural sobre el que centralizamos la mirada, está inmerso en un proceso de trabajo en donde la prolongación de la jomada laboral, la intensificación de su ritmo; el pago por producción y la realización de actividades culturales en el interior húmedo y sofocante de los invemaderos son fenómenos en crecimiento en los últimos años. A ellos se suman otras características ya tradicionales de este ámbito laboral: la exposición a los rigores climáticos; la permanencia de pie durante horas, sin descanso; la aspiración o absorción por piel de peligrosos pesticidas; el sometimiento del cuerpo a posiciones forzadas para desarrollar un exigente y minucioso trabajo manual. Para estos trabajadores, la jomada laboral en la quinta comienza muy temprano, en la mañana y ■naliza cuando la oscuridad, a cielo abierto, impide la continuidad de las tareas. Pero en la vivienda continúan las actividades necesarias para la reproducción de la ‘familia, la preparación de los alimentos, el aseo de la casa, el cuidado de la vestimenta, el acarreo de agua, etc. Solo entonces se podrá descansar Io indispensable para reiniciar al día siguiente la mismatarea. El trabajador tiene, asimismo, que hacerse cargo de la protecciónde su cuerpo cuando debe realizar tareas que ponen en riesgo su salud y la de su familia. Cuando se preparan para pulverizar los vegetales con agroquímicos, van ¡mprovisanao con los pocos elementos de que disponen alguna precaria forma de protección individual; una gorra, ropas sobrepuestas, lienzos sobre los hombros para atenuar el daño que provocan las correas de las mochilas llenas que cargan sobre sus espaldas mientras van pulverizando. No se ven ni máscaras, ni ropas especiales a pesar de la obligatoriedad que pesa sobre los empleadores de proveer equipos de protección a sus empleados. 106 tivas. Sus tareas directas en el predio rural en relación a actividades culturales
