Página:Jesus Maria letter (1651).djvu/6

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vuestra merced, que el tiempo que servimos al Capitán Augustín Pérez han sido tres años, y uno a Francisco Galindo, que son cuatro. Les que trabajamos no fue uno ni dos, sino es todos hombres y mujeres, niños y niñas, y lo que sacamos de todo este trabajo ha sido el cansancio y no otra cosa. Las azadas con que cavamos, dijeron nos las daban. A Francisco Galindo se las pedí y dijo que sí, y el señor Gobernador dijo que sí, que eran nuestras. Ahora, nos las quitan. No sé que es esto, los años estamos sirviendo al Rey, y no sacamos más que el sudor y trabajo; esto sabrá, vuestra merced, señor.

Cuando vino el hijo del señor gobernador Don Luis, me dijo le vendiere un pedazo de tierra que lo dezia el señor gobernador. Respondíle que aunque me diese lo que quiriese, no se lo daría. También me dijo que hacía la mar hecharia el ganado. Respondí que de ningun modo, porque la comida que hubiese como es bellota y uva de palma se la comerian y hecharian a perder. Volvime a preguntar si habria algun pedazo de tierra desocupado. Dijele que no, que aunque lo hubiere no lo que viadar. Volvió a decirme que si hacía el norte habriado hacer donde es hubiere el ganado. Respondile que sí, que como fuese cuatro legua más alla del lugar lejos, que sí, y esto lo dije de enfadado, temiendo que su merced se enfadas y esto fue prestado. Por lo cual suplico me perdone, vuestra merced. Los vecinos deste lugar me handado un pedazo de tierra donde sembra. Por amor de Dios, vuestra merced, me perdone y me oiga. Los olatas deste lugar, somos cinco. El uno tiene diez vecinos, el otro doce, el otro diez, el otro ocho.