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QUO VADIS

Y si además Cristo Dios ha prometido la vida eterna y una felicidad tan inconmensurable como solo ha de otorgarla un Dios Omnipotente, ¿qué más podría un hombre desear?

Si yo hubiera de preguntar á Séneca porqué enaltece la virtud, puesto que el vicio procura más bienestar que ella, cierto estoy de que no sabría darme una respuesta convincente.

Pero ahora yo sé que debo de ser virtuoso, porque la virtud y el amor emanan de Cristo, y porque, cuando la muerte me cierre los ojos, he de abrirlos luego á la vida y á la felicidad: y me he de encontrar junto á ti.

¿Cómo entonces no amar y acoger una religión que á la vez proclama la verdad y pone término á la muerte?

¿Quién no habrá de preferir el bien al mal?

Yo pensaba que tu credo se oponía á la felicidad terrena; mas Pablo me ha convencido de que no solo no la destruye, sino que nos la brinda.

Todo esto penetra todavía confusamente en mi cerebro; pero presiento que es la verdad, porque nunca me he encontrado más feliz, ni lo fuera si de ti me hubiera apoderado y llevádote por fuerza á mi morada.

Ahora mismo acabas de decirme: «Yo te amo;» y estoy cierto de que por medio de la violencia no habría logrado arrancar de tus labios esas palabras, ni aun con todo el poder de Roma.

¡Oh, Ligial La propia razón demuestra que esta es una religión divina; que es la mejor, presiente el corazón: ¿quién podrá jamás resistir á dos potencias semejantes?

Ligia escuchaba entre tanto, fijos en él los azules ojos húmedos, que al claror de la luna semejaban dos místicas flores perladas de rocío.

—¡Si, Marco: eso es ciertol—dijo ella, reclinando con mayor confianza la cabeza en el hombro de Vinicio.

Y en aquel instante sintiéronse ambos inmensamente felices, pues comprendían que fuera del amor, uníalos