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QUO VADIS

que lo he presenciado. Ningún edicto ha sido aún promulgado en contra de los cristianos; pero los judíos se quejan continuamente al prefecto de la ciudad de que los confeores de Cristo asesinan infantes, adoran un asno, y predican una religión que el Senado no ha reconocido.

Y les maltratan y atacan sus casas de oración, de manera tan enconada, que los cristianos se ven obligados s ocultarse.

—¿Qué quieres decir?—preguntó Vinicio.

—Esto, señor: que las sinagogas existen abiertamente en el Trans Tiber; pero que los cristianos, en su deseo de evitar las persecuciones, se ven obligados á orar en secreto y á reunirse en sotechados ruinosos fuera de la ciudad, ó en los arenales. Los que viven en el Trans Tiber han escogido precisamente el sitio donde se han hecho las excavaciones para la construcción del Circo, y varias casas situadas á lo largo del río.

Pues bien, ahora que la ciudad perece, los cristianos están orando. Se halla fuera de duda el que hemos de encontrar un número considerable de ellos en la excavación; así, pues, opino que nos detengamos allí cuando estemos cerca.

—¡Pero tú me has dicho que Lino se había ido á Ostrianum!—exclamó Vinicio con impaciencia.

—Pero tú me has prometido una casa con viña en Ameria, contestó Chilo—y por esa razón deseo buscar á la doncella don le espero haya de encontrarse. Porque ellos pueden haber vuelto al Trans Tiber después de estallado el incendio. Pueden haber salido de la ciudad, rodeándola tal como lo estamos haciendo nosotros en este momento.

Lino tiene una casa y es muy posible asimismo que haya deseado encontrarse próximo á ella, con el fin de ver si el fuego ha abarcado también esa parte de la ciudad.

Así, pues, si han regresado te juro por Proserpina que los hemos de encontrar orando en las excavaciones ó que,