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QUO VADIS

hebreo; pero los cristianos afirman que Chrestos es hijo suyo. Reflexiona entonces si no te estará persiguiendo ahora la cólera del padre. ¿Quién podría decir que no es la venganza de éste la que ha caído sobre ti? ¿Y quién sabe si la vida de Rufio no depende sino de esto: de la manera cómo hayas tú de obrar?

—¿Qué me aconsejas?—preguntó Popea llena de terror.

—Aplacar á las deidades ofendidas.

—¿Y cómo?

—Ligia está enferma. Influye tú sobre el César ó sobre Tigelino para que sea entregada á Vinicio.

—¿Y piensas que yo puedo hacer eso?—preguntó con desesperado acento Popea.

—Puedes hacer otra cosa entonces. Si Ligia mejora, su destino en seguida es morir en el Circo. Dirígete al temde Vesta y pide á la Virgo Magna (gran vestal ó primera virgen) que trate de hallarse como por accidente cerca del Tullianum en el momento en que conduzcan los presos á la muerte y ordene que den libertad á la doncella. La Gran Vestal no te podrá negar eso.

—Pero, ¿y si Ligia muere de fiebre?

—Los cristianos dicen que Cristo es vengativo pero justo; posible es que entonces logres tú aplacarlo con sólo el buen deseo de ir en auxilio de esa jóven.

—Si ello es así, que me dé una señal indicativa de que Rufio sanará.

Petronio encogióse de hombros y dijo: —Oh divinidad! Yo no he venido á verte como enviado de El; me limito á decirte: Preferible es que te halles en buena harmonia con todos los dioses, tanto romanos como extranjeros.

—¡Iré!—dijo Popea con la voz quebrantada.

Petronio respiró con fuerza.

—Al fin he podido hacer algo—pensó.

Y al ver después á Vinicio, le dijo: —Ruega á tu Dios que no muera Ligia de la fiebre que