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QUO VADIS

queza debían realzar el esplendor de la fiesta. Las rentas de provincias enteras consumíanse en la realización de estos insensatos proyectos, mas el poderoso favorito, tratándose de ellos, no vacilaba un punto.

Su influencia aumentaba de dia en dia. Y no era porque Nerón le quisiera más que á otros, sino porque hacíase cada día más y más indispensable.

Petronio le sobrepujaba infinitamente en cultura, intelecto y buen juicio, y en la conversación conocía la mejor manera de entretener al César; mas, por desgracia suya, sobrepujaba en sus talentos de conversador al César mismo, despertando con ello la envidia de éste. Por otra parte, no podía ser un sumiso instrumento suyo en materias de buen gusto.

En cambio, cuando se hallaba Nerón delante de Tigelino, jamás sentía el menor embarazo.

El mismo titul Arbiter Elegantiarium, que se había conferido á Petronio, mortificaba la vanidad de Nerón, porque, ¿era posible que alguien tuviese, delante de él, derecho de llevar tal calificativo?

Tigelino poseía bastante buen sentido para conocer sus propias deficiencias; y comprendiendo que no podía.competir con Petronio, Lucano ú otros de los augustianos que se distinguían por su alcurnia, sus talentos ó su ciencia, decidió eclipsarlos por medio de una flexibilidad inagotablemente previsora en sus servicios, y sobre todo por una magnificencia capaz de sorprender aún á la exaltada imaginación de Nerón.

Dispuso, en consecuencia, dar la fiesta en una gigantesca balsa construida con vigas doradas. Los bordes de esta balsa habían sido decorados con espléndidas conchas del Mar Rojo y del Océano Indico, brillantes, con reflejos perlados y en que se advertían todos los tonos del iris. Cubrían las orillas de la piscina grupos de palmeras, arbolados de loto y rosales en plena florescencia. Había ocultas en medio de éstos y de trecho en trecho, fuentes de agua